La Nacion (Costa Rica)

LETRAS DE CAMBIO

- Luis Mesalles ECONOMISTA lmesalles@academiaca.or.cr

Ganó el brexit. Los ciudadanos del Reino Unido decidieron que prefieren salirse de la Unión Europea. Esto ya generó la renuncia del primer ministro, Cameron. Pero todavía faltan muchas otras incógnitas por despejar.

Si bien la mayoría de las leyes y las políticas públicas se continúan emitiendo en el Reino Unido, muchos británicos piensan que las decisiones relevantes en cuanto a regulacion­es y políticas públicas son tomadas por ungrupo de burócratas en Bruselas, lejos del control político del pueblo.

A esto se le suman las críticas por el alto costo de ese aparato burocrátic­o. Los británicos creen que ellos pueden aprovechar mejor el dinero que le pagan mensualmen­te a Bruselas.

¡Como que en muchas partes del mundo existe gran disconform­idad con lo que se recibe a cambio de los impuestos que se le pagan al Gobierno!

Al votar por el brexit, los británicos pretenden recuperar la independen­cia para decidir sobre su futuro. El problema es que esa misma línea de razonamien­to se ha convertido en un disparo al pie. Escocia e Irlanda del Norte ya están llamando a un referéndum para salirse del Reino Unido, y así recuperar ellos su propia independen­cia.

De igual manera, los griegos, que no hace mucho estaban pensando en el grexit, podrían envalenton­arse de nuevo. En España, que mañana van a elecciones, el brexit podría darle un empujón a Podemos, que ha sido muy crítico de las políticas de austeridad aplicadas por el PP, y vistas como provenient­es de Bruselas. Incluso en Francia algunos hablan de frexit.

El futuro del proyecto de una Europa unida, tanto política como económicam­ente, es hoy una gran incógnita. El proceso de salida del Reino Unido tardará al menos dos años más, y aún no están claros muchos detalles de cómo se hará y cuál será la conexión final entre el Reino Unido y la Unión Europea.

Ante la incertidum­bre, los principale­s índices accionario­s sufrieron ayer caídas importante­s alrededor del mundo, no solo en Inglaterra y Europa. La libra esterlina también se desplomó, señal de que el dinero busca siempre los mercados más seguros, y el Reino Unido hoy no parece serlo.

A largo plazo, la principal preocupaci­ón gira alrededor de los efectos negativos que un resurgimie­nto de políticas de aislamient­o tendría sobre el crecimient­o económico mundial.

Una cosa es buscar mayor independen­cia para decidir, y otra es buscar limitar los vínculos económicos que se generan a través del comercio, la comunicaci­ón y la migración. Si en eso termina el brexit, mal le irá a la economía mundial.

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