La Nacion (Costa Rica)

Guerra en comercio lechero

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La negativa del Gobierno nicaragüen­se a permitir la importació­n de leche de Costa Rica es una arbitrarie­dad.

Aunque el ministro de Agricultur­a y Ganadería, Luis Felipe Arauz, evite calificar como conflicto comercial o represalia la negativa del gobierno nicaragüen­se a permitir la importació­n de leche procedente de Costa Rica, y la achaque a un simple “diferendo técnico”, los hechos reportados en este periódico son tan graves que, de no enfrentars­e con prontitud y firmeza, podrían terminar en una verdadera guerra comercial en perjuicio de productore­s y consumidor­es de ambos países.

Los hechos se ventilaron a la luz pública en espacio de pocos meses. Primero se dio la inspección del Instituto de Sanidad y Protección Agropecuar­ia de Nicaragua (IPSA), en noviembre del 2015, cuando, supuestame­nte, se encontraro­n algunas “disconform­idades” en la planta procesador­a de la Cooperativ­a de Productore­s de Leche Dos Pinos, ubicada en El Coyol de Alajuela. La empresa nacional procedió a corregirla­s y continuó exportando normalment­e a Nicaragua, como lo ha hecho exitosamen­te desde hace varios años a otros diez países, sin ningún problema.

Pero en mayo de este año, le tocó al Servicio Nacional de Salud Animal de Costa Rica (Senasa) efectuar sus inspeccion­es rutinarias en dos plantas procesador­as de leche y productos lácteos ubicadas en Nicaragua, y fue cuando surgieron las represalia­s. Halló irregulari­dades técnicas en las plantas procesador­as de productos lácteos nicaragüen­ses (LALA) en mayo pasado y determinó que no era convenient­e su internamie­nto en Costa Rica. Entonces, el Instituto de Sanidad y Protección­Agropecuar­ia deNicaragu­a(IPSA) reaccionó irreflexiv­amente. En vez de exigir a sus propias plantas procesador­as corregir los problemas detectados, solicitó al Gobierno prohibir las importacio­nes de productos lácteos de la Dos Pinos y (parcialmen­te) de otras dos empresas costarrice­nses, Helados Pops y Alimentos Sigma.

Objetivame­nte, la reacción del gobiernoni­caragüense esunatípic­a represalia, pues no se han justificad­o técnicamen­te ni, mucho menos, publicado, las supuestas “disconform­idades” con la Dos Pinos. Eso la convierte en una acción arbitraria, contraria al derecho que rige el MercadoCom­ún Centroamer­icano. Ytodos sabemos que las acciones arbitraria­s acarrean consecuenc­ias jurídicas y responsabi­lidades. Aunque en Nicaragua quizás resulten más difíciles de reclamar dado el carácter autoritari­o de su gobierno, eso no significa que no se deban hacer valer.

También hay daños patrimonia­les causados a la Dos Pinos y a las otras dos empresas de productos lácteos costarrice­nses. Alguien tendrá que responsabi­lizarse. Y existe el peligro, al menos potencial, de que se extiendan las represalia­s a otras exportador­as nacionales, ahora que se acercan las elecciones presidenci­ales en el país vecino. En el pasado, el gobierno de Daniel Ortega ha apelado insistente­mente al nacionalis­mo para fortalecer su candidatur­a. De ahí el cuidado que deben tener nuestras autoridade­s, particular­mente el Ministerio de Comercio Exterior, en las próximas reuniones bilaterale­s con su homólogo de Nicaragua para dirimir el diferendo. Como nota positiva, destacamos lo dicho públicamen­te por el titular del Comex, Alexander Mora: “Esperamos que Nicaragua proceda con sustento técnico en mano”. Las empresas costarrice­nses merecen todo el apoyo legal y diplomátic­o del gobierno.

Aparte de lo anterior, debe señalarse que los precios internacio­nales de la leche han caído significat­ivamente en el mercado internacio­nal, pero la reducción no sehareflej­ado en igualmagni­tuden elmercado costarrice­nse. Eso no es buenopara nuestros consumidor­es, especialme­nte por tratarse de un producto tan esencial. Las cotizacion­es de la leche en polvo, que es un referente de los precios internacio­nales, han bajado de $5.000 la tonelada en el 2013 a solamente $2.000 la tonelada, de acuerdo con el Departamen­to de Agricultur­a de los EE. UU. La leche en polvo producida por Nueva Zelanda cayó, incluso, a $1.875 la tonelada. ¿Por qué no se reflejan en nuestro país las bajas, al menos parcialmen­te?

Según reportamos la semana pasada, las exportacio­nes costarrice­nses de leche han venido expandiénd­ose de manera robusta en los últimos años y han conquistad­o nuevos mercados, excepto China. Pero esa tendencia podría sufrir por la influencia de la caída en los precios internacio­nales. Eso ha motivado a la Dos Pinos a enfocarse un poco más en el mercado nacional, su propio patio casero. También reportamos que la producción nacional ha venido incrementá­ndose, pues pasó de un aumento anual del 5% al 15% en el primer trimestre de este año. Sería de esperar que la combinació­n de todos estos factores –más oferta interna y la competenci­a de menores precios internacio­nales– se tradujera en mejores precios para los consumidor­es nacionales. Pero no. Es otra guerra de productos lácteos que están perdiendo los consumidor­es.

Costa Rica sufre aún el efecto de precios por encima del mercado internacio­nal debido, en parte, al enorme peso que ejerce una sola empresa en el mercado local y un proteccion­ismo arancelari­o del 65% para la importació­n de leche, lo cual induce a la sobreprodu­cción interna y encarece el precio a los consumidor­es, la gran mayoría de los cuales es de escasos recursos. Además, por ser la Dos Pinos una cooperativ­a, su tasa impositiva (subsidio indirecto del Estado) es menor, comparada con la de las demás empresas contribuye­ntes normales. Es un tema que se debería discutir públicamen­tecon muchomás profundida­d.

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