La Nacion (Costa Rica)

Liguistas festejan 50 años del bautizo del Morera Soto

3En 1966, el estadio fue bautizado con el nombre de la máxima gloria de Alajuelens­e 3La Nación estrena hoy un documental del reducto, al que muchos llaman La Catedral

- x: Fanny Tayver M. fanny.tayver@nacion.com

El pueblo liguista está de fiesta porque hoy conmemora el mayor tributo que se le ha hecho a Alejandro Morera Soto.

Hasta 1966, la casa rojinegra que se inauguró hace 74 años se llamaba Estadio de Alajuela, pero hoy hace 50 años, se aprobó una moción en la Municipali­dad y, con el consentimi­ento del equipo y del pueblo, se denominó al reducto manudo con el nombre del Mago del Balón.

“Esa es la mayor distinción que se le pudo hacer, imagínese que para que un estadio lleve el nombre de una persona, es porque realmente esa persona fue grande y, de verdad, don Alejandro era excepciona­l”, manifestó el exgoleador Juan Ulloa.

Muchos llaman al Morera Soto La Catedral del fútbol y, según el periodista Gerardo Coto, eso tiene mucho fundamento.

“Cuando uno habla de catedral del fútbol es porque son estadios que significan algo, que reflejen algo o que han dado mucha historia, y yo creo que le calzó bien ese seudónimo”, citó.

Mientras, su colega Rodrigo Calvo apuntó que a través de los años, este recinto albergó grandes acontecimi­entos, como la fi- nal de la Copa Interameri­cana en 1987 contra el River Plate. Chunche se impactó cuando vio el llenazo Ese día fue inolvidabl­e para Mauricio Chunche Montero, uno de los íconos manudos.

“Yo no había jugado oficialmen­te con la Liga, ese día lo hice contra River Plate. Yo no tenía carro, llegué a la esquina y vi un montón de gente, entré y puse el maletín en el campo mío y, cuando salí a la cancha, el estadio estaba a reventar y dije: ‘La Santísima Trinidad’, porque en San Ramón yo jugaba ante 80 personas y aquí había como 18.000”, recordó el Chunche.

Ahí, él marcó el camino de los 12 años que militó con la Liga.

“En ese juego, le dije a la gente quién era Mauricio Montero, tengo ese partido como el bautizo mío para ganarme a la afición de la Liga Deportiva Alajuelens­e”.

Mauricio Montero asegura que el Morera Soto es algo más que su casa, porque ahí pasa más tiempo que en su propio hogar.

“Para mí, es un orgullo disfrutar mi tiempo aquí. La despedida es una cosa que no se me puede olvidar nunca, ni a los aficionado­s, tanto fue así que hice una pose en cruz y besé el zacate. Esos recuerdos no se le van a la gente”.

Y él coincide en que el estadio no podía llamarse de otra forma que no fuese Morera Soto.

“Él es una persona que marcó una institució­n para ser grande. Por aquí han pasado muchos jugadores buenísimos, pero ninguno como él, que jugó en el exterior, que dio a conocer a Alajuelens­e en el mundo. Yo me pongo a ver fotos y digo: ‘¡Cómo ha cambiado el estadio!’. Antes, las graderías eran de madera y, con el tiempo, se ve que se van puliendo poco a poco”, reseñó. Miso: ‘Jugar con la Liga fue un sueño’ Cuando el eslovaco Josef Miso llegó al Morera Soto por primera vez, el estadio de la Liga le encantó por una razón muy particular.

“Lo vi tan bonito porque soy defensor de que la cancha de fútbol no debería tener una pista atlética y el Morera es así, la gente está muy cerca y se siente el apoyo y el cariño de la gente”.

Él es el único exjugador al que la barra de la Liga le dedica una canción: Miso Matador, y eso es algo que él aprecia mucho.

“Para mí, jugar con la Liga fue un sueño que se cumplió, porque desde pequeño me gustaban las hinchadas y mi sueño era jugar con un equipo grande, que iba a tener gente atrás, sentir ese apoyo, ese cariño cuando se mete un gol y todo el mundo feliz. Se me cumplió eso y estoy eternament­e agradecido por haber podido jugar con la Liga porque, para mí, de verdad, fue la mejor época de mi vida”, indicó el eslovaco, quien hoy es asistente en la UCR.

No le gusta hablar de él, pero Miso es de esos ídolos que la afición quiere, respeta y admira.

“Yo tuve la dicha de meter varios goles en los clásicos, unos en las finales y tuve mi época de tiros libres, eso se le quedó grabado en la memoria a la afición. Cuando puedo, voy al estadio y a mí me dan ganas de llorar cuando siento el cariño de la gente”.

Además, confesó que a él le gusta cantar en el estadio.

El inolvidabl­e gol del Pato ante Saprissa

“En la final de Concacaf del 2004 contra Saprissa, me tocó anotar el último gol en el Morera, eso no se olvida por todo lo que pasó, lo voy a guardar en la retina por siempre, porque fuimos campeones”, dijo Wílmer Pato López.

Según el excreativo, ese día, el estadio rojinegro se transformó.

“Estaba de locos, el primer partido lo jugamos en el Rosabal Cordero, quedamos 1-1, me tocó anotar el empate y el aficionado, directivos, jugadores, estábamos muy positivos de que íbamos a ser contundent­es, y al final, así fue. Ganamos 4-0, es algo inolvidabl­e que pasó en La Catedral”.

Está convencido de que esa final no solo se ganó en la cancha.

“La afición jugó ese día en las gradas. La afición es el jugador número 12, el empuje, las vibras siempre uno las siente y lo hace dar lo mejor de uno, porque si un estadio lleno no lomotivaa unoy no lo impulsa, no tiene cuándo. En la época en la que yo estuve, lo entendimos muy bien y lo supimos aprovechar”, aseguró.

Mac: ‘Este estadio significa mucho’

Jonathan McDonald llegó por primera vez al Morera Soto cuando era un niño; su papá, don Jasper, siempre lo llevaba y él le decía que ahí jugaría y haría goles.

“Este estadio significa mucho, aquí es donde me hice liguista y jugar aquí es como volver a ese momento. Jugar en un estadio como el Alejandro Morera Soto es otro nivel, el ambiente es algo que siempre quise palpar, lo soñé de niño y gracias a Dios por el regalo que me dio de jugar aquí”, relató Jonathan McDonald.

La primera vez que él actuó en el Morera lo hizo con Herediano.

“Heredia estaba cambiando la cancha a sintética y fue local aquí en Alajuela. Recuerdo muy bien la sensación (ríe...), fue extraña, pero diferente, bonita y el primer partido que jugué acá con la Liga fue un clásico a estadio lleno, ganamos 2-1 y yo metí el segundo gol, el del gane y desde ese momento, cada partido es inolvidabl­e para mí, por más de rutina que sea, o por más difícil que sea, es inolvidabl­e para mí”, indicó.

Izaguirre: ‘La Liga encierra una magia’

Pablo Izaguirre trabaja actualment­e con las ligas menores de Alajuelens­e, pero con su fútbol y su velocidad se ganó a los rojinegros, a pesar de que lo expulsaron en el debut contra Saprissa.

“Este estadio, para mí, es mi segunda casa, futbolísti­camente estuve en otros países donde me trataron bien, pero aquí en este país tuve éxito deportivo, luego la afición, la gente... La Liga encierra una magia especial para mí”, subrayó el argentino.

Contó que, para él, lo más duro es cuando el equipo pierde.

“Uno aquí se acostumbra a ser ganador. Lo mejor que me pasó fue llegar a Costa Rica y estar en una institució­n como esta. Los jugadores viven de resultados y a mí me tocó pertenecer a una gran generación de jugadores”.

Gabas se enamoró de Alajuelens­e

Pablo Gabas juega con la Liga desde el 2003 y se enamoró del equipo, al punto de que usa el 97, en alusión al aniversari­o del club. “El Morera Soto está en mi cabeza y mis emociones, está muy clavado en mí porque me movió mucho durante juegos, torneos. Me mueve todavía ver el estadio lleno, con su gente”, apuntó.

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JOSÉ CORDERO Los jugadores están convencido­s de que la afición tiene mucho peso en el Estadio Alejandro Morera Soto.

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