La Nacion (Costa Rica)

El monumento de don Pepe

- Max Gamboa

Militar en un partido político no conlleva la obligación de odiar a los opositores, y menos desconocer las grandes obras realizadas por personajes procedente­s de otros grupos políticos.

Con esta madurez, los costarrice­nses, respetuoso­s de nuestro pasado, hemos aplaudido y promovido los reconocimi­entos que el pueblo de Costa Rica hace en memoria de sus líderes históricos.

Hemos visto con respeto los múltiples homenajes que, por medio de bustos y monumentos, se han erguido para honrar su obra. Es justo recordar los monumentos que se han dedicado a la memoria de los presidente­s Rafael Ángel Calderón Guardia y Daniel Oduber Quirós, así como de otros contemporá­neos que ayudaron a forjar la Costa Rica actual.

Pero también hemos notado el olvido en que se ha tenido ahombres como Manuel Mora, al padre Benjamín Núñez, a monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, al escritor Carlos Luis Fallas, entre muchos, y a todos aquellos a quienes, por desidia, las autoridade­s les han negado el reconocimi­ento que la patria les debe.

Por estas razones, un grupo de amigos nos hemos reunido para recordarle al Gobierno de la República honrar la deuda que tiene con la figura de don Pepe Figueres, al remover su monumento de la plaza de la Democracia en el 2007. Burocracia. A pesar de nuestros esfuerzos y de la ayuda espontánea y clara del presidente de la República, Luis Guillermo Solís Rivera, la burocracia del Ministerio de Cultura y Juventud ha impedido toda acción positiva, y con diferentes pretextos continúa confinando el monumento a don Pepe en una bodega del Museo Nacional, ubicada en Pavas.

Es justo recordar que el monumento a don Pepe se erigió mediante la Ley 7270, emitida el 28 de noviembre de 1991 y firmada por el entonces presidente de la Asamblea Legislativ­a, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, y avalada por el entonces presidente de la República, Lic. Rafael Ángel Calderón Fournier, en un gesto que los engrandece a ambos ante la opinión pública y ante la historia cívica de nuestro país.

Esta demostraci­ón de señorío

La burocracia del Ministerio de Cultura y Juventud ha impedido toda acción positiva

yace ahora, y desde hace nueve años, en una bodega estatal. Esto, no lovamos a permitirmá­s, quienes con afecto agradecemo­s la inmensa obra de don Pepe.

Para que no se esgriman más argumentos como pretexto para no recolocar dicho monumento en la plaza de la Democracia, el Grupo Amigos de Don Pepe se hace a un lado, pero permanece atento y a la espera de que se repare esta ofensa a la egregiamem­oria de don José Figueres Ferrer.

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