La Nacion (Costa Rica)

HORIZONTES

- Jaime Daremblum

Los tesoros artísticos, que el nazismo saqueó de museos y coleccione­s privadas de judíos en Europa durante la II Guerra Mundial, han dado lugar a una historia de interés humano. Se trata de una saga dolorosa, testimonio de la barbarie que se desató en Alemania y parte de Europa por obra del nazifascis­mo. La trama ha sido motivo de reportajes, libros y produccion­es teatrales y cinematogr­áficas, tal como el best sellerde Robert Edsel

The Monuments Men, llevado al cine con el mismo título.

Hemos seguido el paso de este relato que ahora ha saltado a un desenlace poco feliz. Los norteameri­canos rescataron parte importante del tesoro para ser devuelto a sus dueños. Otras coleccione­s fueron entregadas temporalme­nte a las autoridade­s bávaras que a su vez las pusieron en custodia de museos, biblioteca­s y universida­des.

El proceso de devolución se tornó un drama de codicia. Los norteameri­canos decidieron entonces enviar el cuantioso tesoro a los oficiales bávaros, para quienes sería, al menos teóricamen­te, menos dificultos­o sortear las arrevesada­s historias y acreditaci­ones de los parientes.

El libreto salió a tono y sin carraspera­s por algún tiempo. Mas ahora ha salido a luz que las riquezas robadas por figuras altas del Reich a familias hebreas, y confiscada­s por los aliados a los poseedores nazis al concluir la guerra, estaban siendo devueltas por las autoridade­s bávaras a los familiares de los nazis de quienes procedía el alijo.

Un caso notorio concierne a la secretaria privada de Hitler, Henriette von Schirach, quien insistió ante las autoridade­s de la liquidació­n que le devolviera­n la colección por ella adquirida en los años tempranos de la posguerra. ¡Qué descaro! La tragedia que consumió a millones de seres humanos, usada por los herederos de Hitler para defender sus viles bolsillos.

Este capítulo se encuentra particular­mente entrabado y mantiene paralizado­s los procedimie­ntos. Sin embargo, el asunto es tan solo uno de los muchos referentes al tesoro artístico saqueado por el Reich.

Está claro que los tesoros en juego no son trofeos deportivos por los que compiten diversos actores. Tampoco ese fue el propósito original del procedimie­ntoque hoy genera las disputas. Este caudal de valores artísticos, con obras pictóricas, joyas y esculturas que se remontan a muchos siglos atrás, fue objeto del saqueo emprendido por los allegados de Hitler. Eran botijas para esconder el patrimonio de los altos jefes nazis en caso de una estampida en fuga.

Por eso, pensemos más bien en la tragedia que consumió a millones a manos del nazifascis­mo, doctrinas del odio del ayer que asoman nuevamente hoy para desgracia de las nuevas generacion­es.

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