La Nacion (Costa Rica)

Llamando las cosas por su nombre

- María E. Guardia Yglesias

Empezaré relatando algo que parece una fábula, pero que es producto de la ignorancia, del prejuicio y de la intransige­ncia. Una obra de arte costarrice­nse, específica­mente un mural, estuvo cubierto, escondido tras unas cortinas, por más de cuatro años; la razón… hería susceptibi­lidades.

Corría el año 1948, Francisco Amighetti venía llegando de México, en donde había aprendido con Federico Cantú –profesor de La Esmeralda– la técnica de pintura mural, tan en boga en aquellos años y que desempeñab­a una función social tan importante.

Después de lograr el triunfo de la revolución e instalado en la Casa Presidenci­al, José Figueres Ferrer tuvo el acierto de cederle una pared en dicho recinto y materiales para que el artista pusiera en práctica este arte tan antiguo, pero tan desconocid­o en Costa Rica.

Este muro fue intervenid­o por don Paco, ayudado por Margarita Bertheau, y pintado, sector por sector, en jornadas de un día, comoes usual en la pintura al fresco. Fue el primer mural, en esta técnica, que se hacía en el país.

Cortinas de la intransige­n

cia. Años después, llegaron nuevos ocupantes a la Casa Presidenci­al y, como el mural estaba en la pared del comedor, ocasionaba un problema. Una mujer desnuda, en medio de los comensales, le resultaba incómodo a la primera dama, por lo que ella resolvió el problema cubriéndol­o con un cortinaje.

No sabemos, a ciencia cierta cuántos años estuvo estemural escondido tras las cortinas de la intransige­ncia.

Don Paco Amighetti fue nuestro primer profesor de la Cátedra de Artes Plásticas de Estudios Generales de la Universida­d de Costa Rica y de la Cátedra de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes. Fue para mí, y para muchos otros estudiante­s de la época, la puerta a esa visión humanista a la que apelamos. Nos enseñóaval­orar la actividad intelectua­l y analítica del conocimien­to y nos heredó un espíritu crítico.

Trabajo docente. Función importante de los profesores, entre otras, es fomentar la creativida­d, inculcar la curiosidad, que es la fuente de la mente creativa sin la cual no existirían seres prodigioso­s o geniales como el Greco, Da Vinci o, en nuestro medio y en otro nivel, Teodorico Quirós, Margarita Bertheau o Francisco Amighetti. Todos artistas plásticos y profesores universita­rios.

Através de su obra, los artistas han sido los centinelas quienes alertan y denuncian cuando se intente lesionar a la comunidad o los intereses de la patria.

Y, precisamen­te porque debemos discutir y aclarar situacione­s y hechos, seguiremos con la historia de la obra creada por uno de los primeros profesores de artes plásticas de la Universida­d de Costa Rica.

Un día, en 1979 y a pocas semanas de ser demolida la pared que albergaba el mural que realizó don Paco Amighetti en la antigua Casa Presidenci­al del paseo de las Damas, y el cual estuvo cubierto y escondido por muchos años, fue trasladado al recién inaugurado Museo de Arte Costarrice­nse. En este nuevo espacio, ¿iban losmuros de la intransige­ncia a ser derrotados?

Alegoría. A propósito, no hemos mencionado el tema de la obra ya que esta, desde que se trasladó al Museo de Arte Costarrice­nse, ha sido mal llamada mural de La Agricultur­a, posiblemen­te para no herir susceptibi­lidades.

Sin embargo, ¿creen ustedes que, a pocos meses después de una guerra fratricida, un artista perspicaz e intuitivo como Francisco Amighetti iba a pintar un tema inocuo? No, realmente no lo podía hacer, lo que él hace es una interpreta­ción artística de la Guerra del 48. Pinta una alegoría a la nueva Costa Rica, la que resurgirá de las cenizas.

El arte se relaciona estrechame­nte con la vida de los seres humanos ensu entornoy eso es lo que plasma el artista Amig- hetti en su mural. Como buen humanista, toma la materiapop­ular y la selecciona para transforma­rla en algo que va más allá, algo que trasciende, en donde la estética desempeña un papel prepondera­nte.

Al fondo de la obra, el hecho histórico, un personaje de apellido Morales asesina campesinos en playas de Dominical. En primer plano, al centro y dominando el espacio visual la alegoría, el hombre nuevo siembra la semilla de la nueva Costa Rica, representa­da por la madre Tierra que es vida, amor, sustento y belleza.

Es atinado hacer hincapié que el pensamient­o humanista de esos artistas profesores ha cumplido una función esencial en el desarrollo artístico nacional. Solo espero que, en este caso, lo que aquí se plantea sea un eco para no temerle a la realidad y para llamar las cosas por su nombre.

Debo insistir en que el mural, que se encuentra en las paredes del Museo de Arte Costarrice­nse no debería llamarse La agri

cultura, sino que su tema es la Revolución de 1948.

El mural ‘La agricultur­a’ no tiene relación con este tema, sino con la Revolución del 48

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CORTESÍA DEL MUSEO DE ARTE COSTARRICE­NSE

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