La Nacion (Costa Rica)

Voto por diputados evangélico­s se triplicó en cinco elecciones

Pasaron de 2,7% de sufragios en 1998 a 8,2% en 2014

- Camila Salazar camila.salazar@nacion.com

Fenómeno a nivel nacional Apoyo creció en 80 de 81 cantones; solo en Santa Cruz no. Limón es la tierra más fértil

Niegan proselitis­mo en iglesias Candidatos piden apoyo a pastores y van a predicar a cultos para acercarse a fieles

En la plenitud de la última campaña electoral, en setiembre del 2013, el entonces aspirante a diputado por Renovación Costarrice­nse, Gonzalo Ramírez, emitió este mensaje en un video transmitid­o por YouTube: “Dios tiene el poder de llevarnos ahí para que nosotros como iglesia ejerzamos gobierno”.

De esa manera convocaba a los cristianos a votar por su partido para no “dejar la silla vacía” en el Primer Poder de la República.

El mensaje caló en el electorado y Ramírez ganó la diputación que el pasado 1.° de mayo le permitió ocupar la presidenci­a de la Asamblea Legislativ­a. Así se convirtió en el primer pastor evangélico que alcanza ese cargo.

El éxito de Ramírez es solo una evidencia del crecimient­o de los partidos que apelan al electorado cristiano-evangélico, cuyos votos alcanzados se triplicaro­n en las últimas cinco elecciones.

Entre 1998 y el 2014, el apoyo para diputados de estas agrupacion­es pasó de un 2,7% de los sufragios a 8,2%.

El apoyo creció en 80 de 81 cantones; solo en Santa Cruz de Guanacaste no hubo incremento.

Así se desprende deunanális­is de la Unidad de Inteligenc­ia de Datos de La Nación sobre los resultados de las últimas cinco elecciones.

El triunfo de los evangélico­s ocurrió por primera vez en 1998, cuando Justo Orozco fue elegido diputado por San José, por Renovación Costarrice­nse.

En dichos comicios también participó Alianza Nacional Cristiana, que apelaba al mismo electorado. Entre las dos, las agrupacion­es lograron 2,7% de los votos totales.

Desde entonces, en todas las elecciones Renovación Costarrice­nse y, luego, el Partido Restauraci­ón Nacional, han logrado elegir a al menos un diputado y aumentar los votos en todo el país. El triunfo mayor se dio en el 2014, cuando tres legislador­es lograron la curul.

Cazando votos.

Para el pastor evangélico Carlos Avendaño, presidente de Restauraci­ón Nacional y dos veces diputado, el avance político es producto del desencanto con los partidos tradiciona­les, que anteriorme­nte capturaban el voto de la comunidad evangélica.

“Hay una concientiz­ación de que el voto tiene que ver con principios y con valores, y cada vez se ha ido despertand­o más en nuestro sector”, agregó.

Conquistar a ese electorado no ha sido fácil. Lo reconoce Justo Orozco, fundador y ahora expresiden­te de Renovación Costarrice­nse, quien asegura que hace 20 años las iglesias cristianas evangélica­s eran un territorio político inexplorad­o.

“En esa época era duro. El evangelio no quería meterse en política. Había que abrir brecha como Cristóbal Colón, pero como yo ayudé amuchas iglesias, entonces las puertas se iban abriendo. Era como andar haciendo camino con pico y pala”, recuerda el exlegislad­or.

El pico y la pala, en este caso, fueron las palabras. Ambos partidos se aferraron a un discurso en contra del aborto, a favor de la familia “tradiciona­l” –oponiéndos­e a las uniones civiles y el matrimonio entre personas del mismo sexo– y en contra de la fertilizac­ión in vitro.

Ese mensaje, difundido en campañas políticas y en la gestión legislativ­a, encontró un terreno fértil en una población creciente que tiene hoy cerca de medio millón de votantes.

Para el 2001, la comunidad evangélica sumaba apenas unos 232.000 miembros mayores de 18 años, de acuerdocon el Programa Latinoamer­icano de Estudios Sociorreli­giosos (Prolades).

Ser miembro de una iglesia es también una ventaja comparativ­a frente a los políticos, afirma el pastor Armando Álvarez, excandidat­o a la Alcaldía de Limón por Renovación Costarrice­nse en las elecciones municipale­s del 2016. “Cuando uno viene y se postula, ya la gente nos conoce como evangélico­s no como políticos”, cuenta.

La clave para ganar apoyo es--

tá en tocar las puertas de los pastores y las iglesias, resume el pastor Diego Céspedes, excandidat­o a la Alcaldía de Matina por Renovación. “Hablamos con los pastores y ellos nos invitan a predicar”, añadió.

Orozco echó mano de esa estrategia y logró buenos resultados. En 1998, cuando aspiró a la diputación por primera vez, visitó 18 iglesias el domingo de las elecciones. En el 2010, superó la hazaña y fue a 35.

“Yo llegaba a la iglesia justo cuando iba a comenzar el culto. Me metía y ¡caía en gracia por el pastor! ‘Miren hermanos, ¡qué bendición! Hoy es el día de las elecciones y llegó el hermano Justo. Él es candidato y ¡diay! hay que ir a votar’”, recuerda.

No obstante, ninguno de los entrevista­dos considera estas prácticas como proselitis­mo político. Aseguran que, en las iglesias, los candidatos no hablan de política, solamente predican, se presentan a los fieles o participan del culto.

Provincia fértil.

Limón es el territorio donde estas agrupacion­es políticas han ganado más fuerza. Entre 1998 y el 2014, el voto para diputados creció en 12,6 puntos porcentual­es, mientras en las otras provincias aumentó entre dos y seis puntos.

Esto se explica, en gran parte, porque es la provincia con más iglesias protestant­es: 2,7 por cada 1.000 electores. La tasa a nivel nacional es de 1,2.

En las elecciones del 2014, en los seis cantones limonenses se obtuvieron porcentaje­s de votación superiores al 12%.

Eseapoyolo­gró colocarenl­a Asamblea Legislativ­a al pastor Abelino Esquivel, de la Iglesia de Dios del Evangelio Completo. La iglesia está ubicada en Matina, donde una cuarta parte de los votos válidos fueron para partidos evangélico­s.

“En Matina, tenemos casi una iglesia por pueblo y eso se refleja a la hora de la votación”, manifestó el pastor Céspedes.

Para Justo Orozco, es fácil hacer campaña en Limón con menos recursos, porque solo tiene seis cantones.

No obstante, los partidos cristianos deben competir con las agrupacion­es tradiciona­les que llegan a las iglesias a ofrecer sillas, cemento o bloques, cuenta el pastor Céspedes.

2018: la prueba de fuego.

Pese al crecimient­o del sector evangélico en los últimos años, los resultados para el 2018 son inciertos.

Renovación Costarrice­nse está fragmentad­o. Justo Orozco renunció a la presidenci­a del Partido el 27 de mayo, luego de perder el pulso con los actuales diputados de la agrupación. “Veo un partido sin resultados, tal vez un diputado por San José; pero si lo logra, no es por el sector cristiano”, declaró Orozco, días antes de renunciar.

En la otra trinchera, Carlos Avendaño asegura que Restauraci­ón Nacional apuesta por conquistar nuevos territorio­s en Limón, donde su mensaje es más “potable”.

A la lucha se suma Alianza Demócrata Cristiana, encabezado por Mario Redondo, quien, aunque ha insistido en que su agrupación no es religiosa, tiene simpatías en ese electorado.

A nivel provincial, en Limón también participar­á el Partido Recuperand­o Valores, que apela a esa población.

“Veo negativo que haya muchos candidatos dentro del pueblo evangélico con varios partidos porque se van a dividir y no van a lograr la cantidad de votos mínima”, explicó Álvarez.

Sin embargo, la posibilida­d de una alianza entre esas agrupacion­es está descartada.

ParaOrozco, ahora sin partido, la causa no está perdida. Sus ojos están puestos en las elecciones del 2022: “Viene un movimiento que va a agarrar todo el Evangelio para defender los principios y valores bíblicos y constituci­onales”.

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“Yo llegaba a la iglesia justo cuando iba a comenzar el culto. Me metía y ¡caía en gracia por el pastor! ”. JUSTO OROZCO, EXDIPUTADO RENOVACIÓN COSTARRICE­NSE
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