La Nacion (Costa Rica)

Escuelas sí pagan más caro al CNP

- José Manuel Jiménez FORO DE JUNTAS DE SAN JOSÉ

N o deja de sorprender­me el Consejo Nacional de Producción (CNP) al tratar de confundir a la gente diciendo que la ley no obliga a los centros educativos a comprarles más caro. El solo hecho de tener que adquirir los productos con ellos ya es una forma implícita de pagar más caro, y eso es fácil de demostrar.

La intermedia­ción del CNP hace que compremos alimentos a mayorpreci­o. Esta forma de operar el abastecimi­ento, queimplica entreun10% yun 15% de sobrepreci­o en los productos que adquieren loscomedor­es, es pensada para que se inyecten recursos económicos para financiar parte o toda la operación delCNP conlos dineros del Programa de Comedores Escolares.

Obligarnos a comprarles a ellos a través de un tercero, con contrato-proveedor, además de violar su misma ley, le cuesta al Programa de Alimentaci­ón y Nutrición del Escolar y del Adolescent­e (Panea) un sobrepreci­o en el presupuest­o anual de cada comedor donde aparece la figura del CNP.

Esta es una manera solapada del gobierno para pasar recursos financiero­s del presupuest­o nacional al CNP para paliar de manera temporal la crisis financiera de esta institució­n.

Desvestir un santo. Solo para el año 2017 el MEP emitió una lista de 130 nuevos centros educativos adscritos prácticame­nte a la Dirección Regional San José Central que pasaban a ser atendidos por el CNP. Semejante ocurrencia no he visto: desvestir un santo para vestir otro, con los recursos del Programa de Comedores Escolares.

Con ese estribillo, que la ley busca fortalecer a los pequeños y medianos productore­s, se abre el portillo para aplicar un sistema deficiente e incapaz de ofrecer un servicio de calidad y atención de bajo costo para superar el esquema que anteriorme­nte se brindaba.

Ya hay quejas recurrente­s de centros educativos que sufren la pésima atención por esta imposición, y, aun así, esta administra­ción de manera insensata obliga a esta nueva cantidad de centros a someterse a este experiment­o.

En cuanto a las solicitude­s a la Contralorí­a, todos conocemos los esfuerzos prácticos y legales que los centros educativos de Puntarenas han realizado para estar fuera del CNP, y todos sabemos de otros que en otras regiones ya padecen por haber firmado contrato con el CNP.

Temor. Lo que ha sucedido es que existe un silencio general ante esto, todos tenemos un miedo sin razón, todos sabemos que funciona mal y nadie dice nada, y cuando digo nadie me refiero a todos los involucrad­os: autoridade­s, funcionari­os, Juntas. Habría que revisar cuáles fueron las razones por las cuales la Contralorí­a denegó la solicitud, estoy casi seguro de que fue por la forma, y, además, porque la Contralorí­a nos dice reiteradam­ente que esa ley debe aplicarse, pero también nos re- cuerda cómo debemos actuar cuando la ley se viola.

Deberíamos documentar los precios que pagan las otras institucio­nes del Estado por sus compras al CNP a través del Programa de Abastecimi­ento Institucio­nal (PAI) y revisar si hay o no sobrepreci­o. Si lo hay, cuestionar­nos por qué se permite, y si no lo hay, por qué solo al MEP se le aplica.

Las Juntas de Educación o administra­tivas de los centros educativos las conforman cinco ciudadanos vulnerable­s, a los cuales con mayor facilidad se puede presionar o amenazar para que inmediatam­ente tengan que firmar con el CNP.

Es una manera solapada de pasar recursos financiero­s del presupuest­o nacional al CNP

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