La Nacion (Costa Rica)

Polonia y sus avances democrátic­os

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La promesa de movilizar multitudes que acompañó a la invitación de Varsovia a Donald Trump .

La promesa de movilizar multitudes que acompañó a la invitación de Varsovia al presidente Donald Trump se tradujo en la visita que precedió su viaje a la Cumbre del G-20 Parece claro el vínculo entre la visita, el envalenton­amiento de los gobernante­s y su intento de avanzar el modelo populista y antidemocr­ático

Polonia,

la nación ensoñadora de Federico Chopin, ha sufrido comopocas los duros golpes de los conflictos­mundiales. Ocupada por las tropas del nazismo, devino en el trampolín para que el Reich alemán saltara a otras naciones. Concluida la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la URSS no soltó la porción oriental de Europa que tomó de los nazis.

En Polonia, Rusia instaló una jefatura de apparatchi­kspara consolidar su condición de satélite de Moscú. No obstante, durante las décadas siguientes, Polonia se hizo notar por la introducci­ón de ideas económicas que injertaron en el modelo promovido por la Unión Soviética políticas promercado. Con la implosión de la URSS en 1990, la Varsovia de los sindicatos encabezado­s por Lech Walesa y otros destacados líderes e intelectua­les, encaró la urgencia de poner en práctica sus inclinacio­nes liberales. El totalitari­smo ya no podía detener la victoria de la democracia.

El presidente norteameri­cano George Bush, en su gira continenta­l del 2001, visitó Varsovia y festejó el desarrollo de las institucio­nes polacas. Ese episodio, y la promesa demoviliza­r multitudes que acompañó a la invitación de Varsovia al presidente Donald Trump, se tradujo en la visita que precedió su viaje a la Cumbre del G-20 en Hamburgo, hace pocas semanas.

El afecto polaco a Trump se tornaba imperativo a la luz del frío ambiente que enfrentarí­a en el G-20, en Hamburgo. Ahí, sus colegas europeos se mostraban incómodos por el retiro de los Estados Unidos del acuerdocli­mático deParís y los reclamos delmandata­rio por el tema de los aportes para la defensa europea.

El mandatario se entusiasmó con la posibilida­d de dirigir un discurso épico a las masas en Polonia. La oportunida­d, según sus asesores, lo pondría al nivel deBarackOb­ama, queelectri­zó a lasmultitu­des europeas durante sus giras a lomo de una gran popularida­d internacio­nal. Aparte de esa posible demostraci­ón masiva, Trump también confió en la dirigencia populista que gobierna Polonia desde el 2015, conundiscu­rso políticomu­yparecido alsuyo. Finalmente, habló ante un nutrido público y aprovechó la ocasión para elogiar al gobierno polaco, blanco de constantes críticas por sus claras inclinacio­nes autoritari­as.

El estímulo que sus palabras pudieron representa­r para los gobernante­s polacos no tardó en despertar críticas. Para empeorarla­s, los planificad­ores del tour olvidaron intercalar una visita al Monumento del Gueto de Varsovia, donde ocurrió la heroica lucha de los judíos contra el nazismo. Esa visita ha sido imprescind­ible para los mandatario­s occidental­es.

En Polonia, la partida de Trump fue como el silbato para que el gobierno y los círculos políticos afines reemprendi­eran una batalla campal para afianzarse en el poder por medios cuestionab­les. En particular, el país se precipitó a una confrontac­ión por las pretension­es de reformar leyes fundamenta­les sobre el nombramien­to de jueces para dar al Ejecutivo dominio sobre el Poder Judicial.

Las aspiracion­es totalitari­as del poder político exigían que los jueces, sobre todo los superiores, quedaran a la merced del partido del gobierno. El escándalo y las manifestac­iones incesantes obligaron al presidente Andrzej Duda a vetar las reformas. Esa decisión presidenci­al llegó a tiempo para evitar el traslado del conflicto a los organismos de la Unión Europea y, de alguna manera, saldar temporalme­nte el conflicto.

El incidente llama la atención de la Casa Blanca sobre la influencia de las palabras del mandatario estadounid­ense. Parece claro el vínculo entre la visita, el envalenton­amiento de los gobernante­s y su intento de avanzar en la consolidac­ión de un modelo populista y antidemocr­ático.

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