La revolución energética
No podemos seguir apostando más del 65,7% de la matriz eléctrica en energía hídrica
Hasta finales del siglo XVIII, las fuentes de energía se limitaban a la leña y la fuerza humana. Las fábricas necesitaban mano de obra, agua y combustible para operar. Con la aparición del petróleo, el gas y el motor eléctrico se presentó la Segunda Revolución Industrial, a inicios del siglo XX.
Es a finales del siglo XX, con la revolución de la tecnología de la información y comunicación (TIC), que se desencadena la Tercera Revolución Industrial.
Hoy, vivimos una nueva revolución, que tiene como base la sostenibilidad, las energías limpias, nuevos diseños de productos ymateriales, el ecodiseño, el diseño colaborativo, las redes sociales, el big data, el CRM, los drones, la inteligencia artificial, la robótica y los productos inteligentes.
Estamos en la era de la transformación energética, impulsada por el cambio tecnológico y el bajo costo de las energías renovables. Cada vez se consume menos energía por mayor eficiencia en las edificaciones industriales, comerciales y residenciales.
En iluminación, aparecen las lámparas led, los aires acondicionados, la calefacción, la refrigeración. Todos los equipos y motores son cada vez más eficientes energéticamente. Paralelamente, hay una impresionante mejora en la eficiencia del transporte masivo de personas, aparecen nuevas baterías de almacenamiento de energía eléctrica eficientes y autos híbridos más autónomos a base de energía eléctrica y gas.
Todos los días vemos cambios más rápidos en la matriz energética mundial, al lograrse nuevos cambios tecnológicos que están reduciendo los costos en energía eólica, solar y gas natural.
La nanotecnología en las placas solares ha permitido mejorar dramáticamente la eficiencia y el costo por unidad de energía. El uso de los biocombustibles está siendo revolucionado gracias a nanopartículas de hierro que acelerarán los procesos de degradación de la materia orgánica. Por otra parte, cada vez se reduce el consumo y la eficiencia energética gracias a las nuevas tecnologías, como los sistemas IT, los materiales inteligentes y los grandes avances en el almacenamiento energético. Otros cambios importantes son los proyectos innovadores desarrollados con nuevos compuestos químicos que filtran el aire para capturar el CO2. entre 1997 y el 2008, el consumo eléctrico residencial per cápita en Costa Rica crecía en un 4,2 % anual, del 2008 al 2014 su aumento es del 0,8 % anual. Las nuevas tecnologías, la nueva cultura de ahorro y la educación han logrado una importante reducción en el crecimiento de la demanda residencial.
Nuestra matriz de generación eléctrica de energía en el 2014 era de un 65,7 % hidroeléctrica, el15 % geotérmica, 10,2% térmica, eólica 6 %, biomasa 2,96 % y la solar 0,14 %. Hoy, tenemos en promedio un 90 % de la demanda eléctrica con energía renovable, un importante logro que ha significado un notable ahorro de energía térmica. El consumo total proyectado de electricidad en los próximos 10 años estará por el orden del 1,8% a 2,5% anual.
Con esta demanda proyectada, resulta preocupante pensar que sigamos aumentando la participación de energía hídrica en nuestra matriz energética. Hacer nuevas inversiones millonarias en plantas hidroeléctricas, de gran tamaño y alto costo por el ICEcomola planificada en represa de Diquís, va a involucrar mayores riesgos financieros y una mayor vulnerabilidad por los cambios de caudales debido al cambio climático.
Es cuestionable que una inversión de $1.567 millones, como la planta hídrica del Reventazón, inaugurada en setiembre del 2016, generó 1.016 GW en lugar de 1.560 GW que estaba previsto.
Esta planta resultó ser $810 millones más cara que el presupuesto elaborado originalmente, cifra que es el doble del costo previsto. Con sus 306MW, es la planta hídrica del Reventazón la más grande de Costa Rica. Una planta que de acuerdo con su capacidad, solo ha logrado aprovechar el 38%, cuando se planeó que trabajaría al 60%, por condiciones hidrológicas.
Está claro que ninguna planta genera el 100% de su capacidad debido al caudal, mantenimiento y cambios en la demanda. La planta la Angostura con una inversión de $270 millones aportó 640 GW y su factor de planta es de 45%.
El nuevo proyecto hidroeléctrico de Diquís tiene una capacidad de producción prevista de 3.000 gigavatios que representa la tercera parte de la generación actual de todo el país, con una inversión que superará los $2.500 millones.
El embalse del proyecto Diquís tendrá 7.000 hectáreas y dará energía firme que permitirá la regulación que necesitan las obras de energía renovable variable. Con esta nueva inversión del ICE, es claro que el costo proyectado será superior a los $0,16 kW/h, que afectará nuestra competitividad en el mercado internacional.
Es preocupante que el ICE no apueste por más plantas geotérmicas o una planta de gas natural como respaldo a energía firme. No es viable seguir invirtiendo en megaplantas hidroeléctricas, si se conocen los costos alternativos de plantas mucho más económicas, modulares y menos vulnerables.
De acuerdo con una demanda eléctrica creciendo entre un 2 % y un 2,5% anual en los próximos 10 años, con una deuda publica de un 62 % del PIB, una situación financiera macroeconómica muy complicada del país y de un ICE con una capacidad de endeudamiento muy crítica, parece poco responsable asumir una nueva deuda que puede superar los $2.500 millones, donde los inversionista van a exigir mayores intereses por los riesgos.
¿Cual es el actual endeudamiento del ICE? ¿Tiene el ICE suficiente músculo financiero para lograr financiar este proyecto sin el aval del Estado? El actual endeudamiento del ICE, ¿le permite involucrarse en nuevas deudas sin antes buscar nuevas alternativas más viables y económicas en la generación de energías firmes?
El ICE debe variar su estrategia y buscar alianzas con el sector privado para construir nuevas plantas geotérmicas o a base de gasnatural, que requerirá superar los actuales esquemas mentales reinantes en las autoridades de la institución y el gobierno.
No podemos seguir apostando más del 65,7 % de la matriz eléctrica en energía hídrica de altos costos y alta vulnerabilidad por el cambio climático.
En el futuro el ICE y el gobierno deben apostar por geotermia y gas natural para la energía firme y la eólica, biomasa y solar para energía variable, para lograr reducir costos y lograr mayor eficiencia con una generación distribuida óptima.