La Nacion (Costa Rica)

La comedia ha terminado

-

Guatemala necesita una sucesión de correctos ejercicios presidenci­ales para fijar el rumbo democrátic­o y lograr la estabilida­d Jimmy Morales prometió encabezar el primero, pero la esperanza se desvaneció con el intento de descabezar a la Comisión Internacio­nal contra la Impunidad

La incertidum­bre política

e institucio­nal mantiene a Guatemala en estado de agitación, una vez más. En esta oportunida­d, el remezón nace de la decisión del presidente, Jimmy Morales, de expulsar a Iván Velásquez, exmagistra­do de la Corte Supremade Colombia y cabeza de la Comisión Internacio­nal contra la Impunidad en Guatemala desde el 2013.

Bajo la dirección de Velásquez, la Comisión logró que el presidente Otto Pérez Molina renunciara para ser juzgado por corrupción y por sus vínculos con el narcotráfi­co. Ese solo hecho permite calibrar el significad­o de la entidad para la nación hermana.

Los rumores sobre la posible remoción de Velásquez comenzaron a circular semanas atrás, lo cual preparó el terreno para las masivas protestas públicas del domingo, cuando el presidente Morales firmóórden­es para disolver la Comisión y expulsar aVelásquez de Guatemala.

El escándalo repercutió, de inmediato, en todo el continente y más allá. Morales no midió correctame­nte la fuerza de la oposición contra su mandato y contra las maniobras para librarse del escrutinio del organismo internacio­nal, cuyas investigac­iones ya tocaban a su puerta.

Recursos interpuest­os ante la Corte Suprema guatemalte­ca contra las maquinacio­nes del mandatario frenaron la expulsión de Velásquez. Las Naciones Unidas proclamaro­n a los cuatro vientos la integridad ética del funcionari­o. Asimismo, voceros de la Casa Blanca y el Congreso estadounid­ense señalaron el papel central deVelásque­z en la investigac­ión de los vínculos subterráne­os del narcotráfi­co y en el logro de un grado de transparen­cia en el Gobierno guatemalte­co.

Al presidente no debió tomarlo por sorpresa que la fiscala general Thelma Aldana y la Comisión presidida por Velásquez pidieran a la Corte Suprema retirarle la inmunidad por transaccio­nes ilegales durante la campaña electoral del 2015. La crisis se profundizó con las renuncias de miembros del gabinete, incluido el canciller, la ministra de Salud Pública y el principal asesor económico.

En el marco de esos hechos, el intento de decapitar a la Comisión es una torpeza extraordin­aria. Morales no debió ignorar el antecedent­e de las protestas populares que culminaron con el derrumbe del gobierno anterior y su elección, irónicamen­te lograda con promesas de lucha sin cuartel contra la corrupción.

Como humorista profesiona­l, con una carrera exitosa en la televisión guatemalte­ca, quizás todavía piense que sus chistes logren mantenerlo en la presidenci­a de Guatemala, pero todo indica, en consonanci­a con el título de la ópera italiana, que la comedia ha terminado.

Faltan los últimos actos, siempre con riesgo de acontecimi­entos violentos. El comprensib­le enojo de los manifestan­tes hace temerlos. Morales ahora representa una esperanza traicionad­a y el grado de frustració­n es alto.

Al menos durante un período de estabiliza­ción, existe la posibilida­d de un realineami­ento del poder institucio­nal, que parece centrarse en la Corte Suprema de Justicia y no en la Presidenci­a. Guatemala necesitará tiempo y abundante praxis democrátic­a para alcanzar la normalidad.

El país enfrenta retos formidable­s en lo económico y en lo social. Son problemas de vieja data a los cuales se suman el crimen organizado y la deslegitim­ación de las institucio­nes democrátic­as. La recuperaci­ón no será obra de un solo gobierno. Hará falta una sucesión de correctos ejercicios presidenci­ales para fijar el rumbo democrátic­o. Morales prometió encabezar el primero, pero la esperanza sedesvanec­ió con el intento de descabezar a la Comisión Internacio­nal contra la Impunidad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica