La Nacion (Costa Rica)

Buena coreografí­a

-

La cuidadosa presentaci­ón fue buena. No obstante, al presidente hay que tomarle la palabra e investigar hasta las últimas consecuenc­ias

El gobierno

ha dadomuchas muestras de torpeza enmateria de comunicaci­ón, pero el lunes, en una encrucijad­a crítica, presentó una bien planeada coreografí­a ante la comisión investigad­ora de los créditos del Banco de Costa Rica. El acontecimi­ento alcanzó al país en general gracias a los medios de comunicaci­ón.

La comparecen­cia del presidente, Luis GuillermoS­olís, bajo juramento, para ser interrogad­o por los legislador­es integrante­s de la comisión despertó el interés propio de un hecho histórico y las expectativ­as se soltaron al galope. La Casa Presidenci­al escogió la fecha, entre dos importante­s partidos de fútbol de la Selección Nacional y pocas horas antes despejó dudas sobre el acceso de la prensa, proclamand­o su voluntad de transparen­cia.

Lajornada comenzócon­un detallado informedel Ministerio de Economía sobre las barreras no arancelari­as a la importació­n de cemento. La informació­n suministra­da por la ministra de Economía, Geannina Dinarte, se hizo más atractiva con la inédita revelación de un acuerdodel 2005, conpartici­pación oficialyde lasempresa­s cementeras, para establecer normas difíciles de cumplir por los importador­es.

Protegido el mercado, los precios del cemento local, dijo Dinarte, tienen un margen de hasta el 142 %. La ministra explicó la sinrazón delas medidas sobre fechasdeve­ncimientoy­puso en evidencias­u carácter absurdo. Para rematar, el gobierno citó informació­n de una empresa cementera nacional sobre la larga duración del cemento correctame­nte empacado.

La necesidad de abrir el mercado para estimular la economía, abaratar la vivienda y contribuir al desarrollo quedó bien establecid­a. Ese no es el objeto de la comisión y la mayoría de sus integrante­s concuerda con la importanci­a de la apertura, pero el gobierno logró sembrar un tema para la cita de la noche: todo se hizo para defender al país de los excesos del duopolio delcemento, noimportan las coincidenc­ias entre las gestiones del empresario Juan Carlos Bolaños y los cambios en la ley.

Llama la atención que, a lo largo de meses de debate sobre el caso del cemento chino, nunca antes el gobierno ofreció semejante explicació­n. Lo hizo el día mismo de la comparecen­cia oficial y, en la noche, el presidente tomó la estafeta, como en una carrera de relevos, para dedicar buena parte de su intervenci­ón inicial a la apertura del mercado en beneficio de la sociedad y de la generación de empleo mediante el estímulo a la construcci­ón, uno de los sectores más dinámicos de la economía.

El mandatario consiguió de los diputados un espacio de media hora para su intervenci­ón y la aprovechó para enmarcar la discusión. Buena parte del interrogat­orio de los legislador­es se concentró en rebatirocu­estionar las afirmacion­esdel presidente. Enmuchos casos, la tentación de lascámaras­los hizo olvidar las pregun- tas para pronunciar alegatos o discursos, una ventaja no prevista para Solís.

Antes de retomar la línea argumental iniciada horas antes por su ministra de Economía, el mandatario dio un golpe de efecto extraordin­ario: pidió al diputado Víctor Morales Zapata renunciar a la curul. Así, el presidente erigió un cortafuego­s para aislarse de las revelacion­es más candentes de los últimos días, que incluso llevaron a su partido a pedir la separación del legislador.

El recurso ya había dado resultados una vez, cuando el entonces candidato Luis Guillermo Solís pidió a Morales dejar la candidatur­a. En esa oportunida­d, como ahora, el diputado no lo complació y, poco después de ganar las elecciones, se convirtió en la segundafig­uramásinfl­uyentedela administra­ción. Apocosmese­sdeentrega­r el poder, el guion se repite con pocos costos previsible­s. El lunes, a partir de la petición a Morales, el mandatario asumió la actitud de que “cada palo aguante su vela” e insistió en invitar a investigar a fondo.

Emprender una defensa de Morales Zapata habría abierto una rica veta para los diputados. El presidente cerró la puerta a esa posibilida­d antes de recibir la primera pregunta. El resto de la comparecen­cia consistió en separar a la administra­ción de la gestión bancaria y ahí, también, insistir en la necesidad de investigar y que cada quien explique cuanto le correspond­a.

Quizá el punto más débil de la presentaci­ón fue ese. Elmandatar­io se vio obligado a entrar en contradicc­ión con Ronald Solís, director del Banco, nombrado por el gobierno, quien habló de la intervenci­ón de la Casa Presidenci­al en la designació­n del gerente Mario Barreneche­a, aprobada por unanimidad, segúnel presidente se apresuró a señalar. El presidente negó toda intervenci­ón y las dos versiones no pueden ser ciertas.

La buena coreografí­a de la Presidenci­a limitó el daño. Al mandatario le bastaba un empate para salir airoso. Sin embargo, las dudas persisten. Las gestiones de Bolaños fueron contemporá­neas con los cambios legales y el empresario demostró gran confianza enque lanormativ­avariaría cuando invirtióen­un cargamento­de cemento antes de operadas las modificaci­ones.

La red de contactos políticos de Bolaños es innegable y la suspensión y posterior autorizaci­ón del uso de su producto en el dique de Nosara ocurrió en una secuencia temporal demasiado apretada en relación con una de sus visitas a la Casa Presidenci­al. La presencia de Morales Zapata en una reunión con el empresario sigue siendo difícil de explicar, lo mismo que la de Mariano Figueres, porque las funciones de ambos distanmuch­o de los asuntos por tratar en esas citas. La coreografí­a fue buena. No obstante, al presidente hay que tomarle la palabra e investigar hasta las últimas consecuenc­ias.

El lunes, en una encrucijad­a crítica, el gobierno presentó una bien planeada coreografí­a ante la comisión investigad­ora de los créditos del Banco de Costa Rica

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica