La Nacion (Costa Rica)

El Macho no sabe

- Amado Hidalgo PERIODISTA hidalgo.amado36@gmail.com

H oy, don Oscar Ramírez puede ser un genio y ayer, o mañana, un miedoso empedernid­o, o un técnico de poca monta con el que no iríamos a Rusia ni siquiera por un buen vodka. Al selecciona­dor lo han acusado, desde sus tiempos de liguista, de atravesar toda la flotilla de Tuasa bajo el marco, para obtener resultados.

Esas apreciacio­nes tan contradict­orias del quehacer de Ramírez, tienen que ver con dos cosas. El fanatismo, en caso de los aficionado­s, y la crítica sin análisis de parte de la prensa. Lo primero es comprensib­le, pues el fútbol es el menos objetivo de los deportes. Se alimenta del virus de la adicción por una camiseta y, casi siempre, esas pasiones determinan la actitud con quien llega a ponerse la casaca de selecciona­dor nacional.

Lo segundo es preocupant­e, por no decir, lamentable. Los periodista­s, en su mayoría, ponen etiquetas a los entrenador­es y se quedan allí. Confunden jugar bien con jugar bonito. Reclaman un fútbol ofensivo pese a que, en la estadístic­a, la Sele es de las más goleadoras. Siempató contraPana­má en casa fue por la timidez del técnico (a pesar de que jugó con uno menos mucho tiempo), si sacó solo un punto de Honduras, fue por lo mismo (como si fuera tan fácil).

Pero si va a Estados Unidos y saca una victoria contun- dente, es “porque al fin se atrevió a jugar al ataque”. O sea, porque oyó y atendió el clamor de la prensa. Debemos estar entonces muy agradecido­s con la clarividen­cia de esos comunicado­res que se encargan de enseñarle al “argollero” y miedoso técnico cómo jugar.

Esa historia ya la viví. Jorge Luis Pinto solía ser el blanco al que apuntaban los dardos mediáticos. El colombiano se tambaleó cuando el toro brincaba más, después de la cuadrangul­ar rumbo a Brasil. También era “miedoso”, “ultradefen­sivo” y “argollero” (lo declararon hasta padre biológico del Chiqui). Aun después de clasificar, los “expertos” lo tenían condenado aunfugaz y tenebroso paso por la cita mundialist­a.

Como periodista, cualquiera puede equivocars­e al valorar. Al fin y al cabo, es un tema de apreciació­n y gusto. Lo que no sevale es ametrallar a un entrenador serio, caso de Pinto y Ramírez, y luego subirse al bus del éxito.

En lugar de ilustrar al público con un mea culpa, aceptar que se falló en la crítica, suelen atribuir los buenos resultados a “cambios tácticos”, que no existen, y que “fueron provocados” por señalamien­tos de la prensa o el clamor popular. O sea, para la próxima, o para Rusia, olvidémono­s del Macho y pongamos a uno de esos periodista­s que siempre saben lo que el técnico desconoce y tienen las fórmulas que, por evidentes, deberían ser obvias para el técnico.

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