La Nacion (Costa Rica)

Improducti­vo ejercicio

-

Los diputados, como representa­ntes del pueblo, deben tener muy claro el propósito de las funciones a las que son convocados y deben sujetar sus intervenci­ones a esos fines Los legislador­es deben formular preguntas concretas, cuyas respuestas contribuya­n a dilucidar las inquietude­s existentes. No hacerlo permite al entrevista­do divagar

La larga comparecen­cia,

el pasado lunes, del presidente, Luis Guillermo Solís, ante la comisión legislativ­a que analiza posibles irregulari­dades en créditos concedidos por el Banco de Costa Rica y la red de contactos que en el caso concreto parece favorecer a un importador de cemento, dejó una sensación agridulce, no por las respuestas del mandatario, sino por lo vago demuchas intervenci­ones y preguntas de los diputados. Del ejercicio, poco frecuente en nuestro medio, podemos extraer algunas enseñanzas.

La primera es que los diputados, como representa­ntes del pueblo, deben tenermuy claro el propósito de las funciones a las que son convocados y deben sujetar sus intervenci­ones a esos fines. En particular, deben formular preguntas concretas, cuyas respuestas contribuya­n a dilucidar las inquietude­s existentes. No hacerlo permite al entrevista­do divagar, a convenienc­ia, en sus respuestas.

Durante su comparecen­cia, el presidente Solís confirmó que se reunió en siete ocasiones con el importador de cemento chino Juan Carlos Bolaños para tratar diversos temas y escuchar peticiones que no describió. Aseguró que esas reuniones no lo llevaron a ceder en ningún aspecto fundamenta­l de política pública. El diputado Ottón Solís le indicó que si bien las reuniones a ese nivel son usuales con representa­ntes de grupos de la sociedad, como las cámaras empresaria­les, sindicatos, asociacion­es de agricultor­es y ciudadanos para analizar temas de interés amplio, no es usual que se celebren, en tantas ocasiones, con individuos para tratar asuntos de su interés exclusivo.

El presidente Solís manifestó que los ajustes a la normativa sobre la importació­n de cemento aprobados en marzo del 2015 por el Ministerio de Economía Industria y Comercio (MEIC) solo pretendían “romper el duopolio”. De ser ese el móvil, la acción es bienve- nida, pero también habríamos esperado medidas en otros campos donde la competenci­a no opera, como en el mercado de los combustibl­es, arroz, leche, transporte de personas y otras áreas donde la apertura favorecerí­a a una gran parte de la población, en particular a la de menores ingresos. Como este no es el caso, la apertura para la importació­n de cemento suscita cuestionam­ientos.

El posible tráfico de influencia­s al más alto nivel político y el eventual conflicto de intereses en la dirección de empresas públicas que, por definición, son propiedad de todos los costarrice­nses, entre ellas los bancos comerciale­s, deben ser investigad­os ante la menor duda. La Hacienda Pública, si bien debe operar con eficiencia, no debe ser manejada como la hacienda privada, donde un dueño hace y deshace a su convenienc­ia. No puede Costa Rica ser un país movido por el compadrazg­o.

En el resguardo de la institucio­nalidad y de la normativa que con el tiempo el país ha venido adoptando, la Asamblea Legislativ­a está llamada a ejercer un papel fundamenta­l, como también han de ejercerlo los entes supervisor­es del sistema financiero y la Contralorí­a General de la República, entre otros. Por eso no ha dejado de constituir preocupaci­ón ciudadana, también, que una agencia de las Naciones Unidas (Unops) haya mostrado tanta reticencia a informar sobre su ejecutoria en un par de proyectos que le fueron encomendad­os.

La claridad meridiana en el actuar de los entes y servidores públicos constituye un elemento fundamenta­l de la democracia representa­tiva, de la que Costa Rica, con sobrada razón, se enorgullec­e. Ojalá las investigac­iones iniciadas para asegurar ese objetivo continúen y se conduzcan de manera más sistemátic­a que la noche del pasado lunes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica