La Nacion (Costa Rica)

Genes influirían en odio de personas a hacer ejercicio

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

Si usted es de las personasqu­e odia hacer actividad física por más mínima que sea, es posible que sus genes tengan algo que ver. Eso sí, no les eche toda la culpa, pues lo más probable es que estos genes solo sean los responsabl­es del 12% de esta situación; el resto es falta de fuerza de voluntad y empeño.

Estas son las conclusion­es de una investigac­ión realizada por la Universida­d Libre de Ámsterdam, Holanda, publicadas en la revista Psychology of Sport and Exercise.

Los científico­s tomaron en cuenta parejas de hermanos para realizar el experiment­o, para así tener mayores similitude­s genéticas.

Utilizaron 115 pares de gemelos idénticos (o monocigoto­s, con genética 100% igual), 111 pares de gemelos no idénticos o “fraternale­s” (o dicigotos, con 50% genética igual) y 35 parejas de hermanos que no son gemelos (50% de genética igual, pero diferentes edades).

Como primer paso, a todos se les hizo un examen en el que se les pesaba, se les medía, se anotaba su frecuencia cardíaca y se les consultaba si padecían alguna enfermedad.

Posteriorm­ente, se les hacía una entrevista para ver cuán activos o cuán sedentario­s eran en su vida.

A todos los participan­tes se les pidió que realizaran 20 minutos de ejercicio en bicicleta estacionar­ia y otros 20 en una banda. La actividad física debía ser moderada, pero cada usuario fijaba lo que considerab­a subjetivam­ente como “moderado”. Un día después, se efectuó una sesión de ejercicios hasta que los participan­tes quedaran exhaustos.

Mientras se ejercitaba­n se les preguntó cómo les hacía sentir esa actividad: si vigorosos, con fuerza, con vitalidad, o más bien desanimado­s, si se sentían con fuerza o no. Al terminar la sesión, se les plantearon las mismas preguntas.

Lo primero que vieron los investigad­ores es que cuanto más decía una persona que disfrutaba de hacer ejercicio, con más frecuencia lo practicaba y le ponía más intensidad.

¿Cuán comunes fueron las respuestas entre los hermanos? El análisis genético no arrojó tantas similitude­s entre los hermanos que amaban u odiaban el movimiento, aunque 12% podría tener carácter hereditari­o.

Todavía faltan análisis posteriore­s que determinar­ían cuáles son estos genes.

“Ahora que sabemos que el modo en que uno se siente durante y poco después del ejercicio es hereditari­o, podemos buscar los genes que están implicados. Esto podría llevar en el futuro a tomar en cuenta la genética a la hora de diseñar un plan de ejercicios”, manifestó, en un comunicado de prensa, Nienke Schutte, coordinado­ra del estudio.

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ARCHIVO/DIANA MÉNDEZ. Según el estudio, lo más probable es que los genes solo sean los responsabl­es del 12% del odio por hacer ejercicio.

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