Juego con encendedor terminó en tragedia
Hermanitos solos en su casa quedaron atrapados por las llamas y uno falleció
Pedro Pérez Vega, peón de construcción, estaba en su trabajo, en las obras del nuevo Centro Nacional de Congresos yConvenciones, en Barreal de Heredia, cuando le avisaron que su casa se quemaba.
Acomo pudo, llegó a la ciudadela La Carpio, en La Uruca, pero ya el fuego había consumido la casa por completo y su hijo menor no aparecía.
Luego supo que otro hijo, de cinco años, logró salir del incendio cuando los vecinos abrieron un portón que estaba cerrado con una cadena, pero el otro niño, de dos años, fue hallado sin vida en una cama.
Más tarde, la investigación del Cuerpo de Bomberos reveló que el siniestro comenzó cuando uno de los menores jugaba con un encendedor.
“Con el dolor que siento en mi alma, y con la ayuda de Dios, espero echar para adelante y volver a arrancar de cero, porque, además de perder a un hijo, perdimos todo los bienes que teníamos”, declaró el trabajador, de 28 años.
Pérez, quien es ciudadano nicaragüense, tiene 18 años de vivir en Costa Rica, y desde hace casi un año residía con su compañera sentimental en la vivienda de La Carpio donde comenzó el incendio.
Madre había salido. Según Héctor Chaves, director de Bomberos, el fuego se inició cuando el menor de cinco años jugaba con un encendedor en un cuarto. Su madre había ido a dejar a una niña a la escuela, a unos 10 minutos de su casa.
Al volver, la mujer, identificada como Jéssica Romero Herrera, vio que nadie le daba razón de su hijo menor, por lo que los socorristas intensificaron la búsqueda, hasta dar con los restos carbonizados poco antes del mediodía.
Alexánder Solís, jefe de Prevención e Investigación de Incendios del Cuerpo deBombe- ros, precisó que el fuego se inició en un cuarto de la planta alta, donde estaban los niños.
El testimonio del menor sobreviviente, quien relató que el colchón alzó fuego cuando jugaba con el mechero, coincide con el análisis de Bomberos.
El incendio se reportó a las 6:59 a. m. y afectó un área total de 162 metros cuadrados y cuatro casas. Ninguna de estas tenía póliza contra incendios.
Esperanza Vivas, vecina, de- claró que ella salió a las 7 a. m. a barrer el pasadizo que queda detrás de las viviendas afectadas, cuando escuchó a los perros ladrar y los gritos de un niño.
“Yo comencé a tocar puertas, porque vi lenguas de fuego que llegaban hasta arriba y escuchaba a niños gritar”, relató.
El siniestro comenzó en el centro de una cuadra y se propagó con rapidez a su alrededor.
Eran viviendas de madera y láminas de cinc, situadas cerca de la primera parada de autobuses de La Carpio.
La primera unidad extintora de Pavas llegó a las 7:19 a. m. y luego se le unieron otras de barrio México y San José.
Según Solís, los bomberos tuvieron que realizar un tendido de mangueras de unos 250 metros desde donde quedaron las unidades hasta las casas en llamas, debido a que se trata de estrechos pasadizos con gradas y de muy difícil acceso.
Las llamas fueron controladas más de 40 minutos después.
De acuerdo con Solís, lo que complicó la ubicación de los restos de la víctima fue la topografía del sitio, una estructura que colapsó y un talud de tierra que cayó en la primera planta y obligó a remover escombros.
También se dificultó la labor porque los restos son de un niño pequeño y estaban totalmente quemados.