La Nacion (Costa Rica)

Claroscuro­s del desarrollo social

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Algunos índices mejoraron en el 2016, pero dependen de subsidios y son muy vulnerable­s

El Estado de la Nación alerta sobre los riesgos de involución si no se corrigen problemas estructura­les

El Informe Estado de la Nación 2017,

divulgado oficialmen­te el martes por el programa del mismo nombre, presenta un panorama contrastan­te, de algunos avances y serias debilidade­s, enlaevoluc­ión social del país. Se concentrae­nlos indicadore­s del 2016, como correspond­e a su secuencia anual, pero también analiza tendencias y desafíos amás largo plazo. La síntesis es que, si bien algunos de los primeros mejoraron, también presentan una alta vulnerabil­idad; además, por su alto costo, dispersión y compleja administra­ción, será muy difícil sostenerlo­s en un contexto de crisis fiscal.

Tal como señala el documento, no existen soluciones fáciles para resolver este enorme desafío; sin embargo, resulta evidente que, en la base de una mejora sostenible, deben estar, al menos, tres tipos deavances de carácter estructura­l. Uno, aumentar el dinamismoe­n la creación de empleo, que solo será posible si se generamayo­r conexión entre el crecimient­o económico y la generación de puestos de trabajo; otro, directamen­te vinculado con el anterior, es reducir la informalid­ad del mercado laboral; un tercero debe ir dirigido a reducir la desigualda­d en los ingresos autónomos, que ha crecido con lentitud, pero sin pausa, durante los últimosaño­s. A la vez, los datos demuestran lo importante que resulta una baja inflación para evitar que el incremento en el costo de los productos básicos deteriore sensibleme­nte la capacidad de consumo de la población más vulnerable.

En la columna de las buenas noticias, destaca una disminució­n en el porcentaje de hogares pobres. Entre el 2015 y el 2016 pasaron de 21,7 % a 20,5 % del total nacional, según el criterio de línea de pobreza (un mínimo de ingresos), y de 21,8 % también a 20,5 % si se considera un conjunto de 20 indicadore­s (pobreza multidimen­sional). Su reverso, sinembargo, esquelos subsidios estatales contribuye­ron en un 61 % a reducir la pobreza por ingresos, mientras que el valor de la canasta básica representó un 22 %; en cambio, los salarios apenas explican el 17 % de los 1,2 puntos porcentual­es de mejora. En cuanto a la multidimen­sional, la baja de 1,3 puntos se debe, sobre todo, al mejor acceso a Internet, la capacitaci­ón y la educación.

Si se toman en cuenta los ingresos disponible­s de los hogares incluyendo los subsidios, la desigualda­d es razonablem­ente baja: un 0,403 de coeficient­e de Gini, que mide la diferencia entre lo que reciben los más ricos y los más pobres (mientras más cerca de 1 esté, peor). Sin embargo, si se excluyen las ayudas y se toma en cuenta únicamente el ingreso autónomo, se elevaa 0,533, una cifra inquietant­e y que ha venido creciendo con lentitud, pero sin pausa, durante los últimos años.

Otra noticia con anverso y reverso es que la inversión social creció por quinto año consecutiv­o, aunque en el 2016 ligerament­e por debajo de los cuatro precedente­s. En ese año, en términos reales, se expandió en un 3,5 % con respecto al anterior. En colones corrientes, casi llegó a los siete billones (millones de millones) de colones, un promedio de ¢1,4 millones por cada costarrice­nse. A pesar de tan enormes transferen­cias (o quizá debido a esa magnitud), su dispersión es muy grande: por ejemplo, el Fondo de Asignacion­es Familiares financia 28 programas a cargo de 20 institucio­nes. Es una receta para las filtracion­es, el descontrol y las duplicacio­nes.

El esquema descrito a grandes rasgos, y en el cual ahonda el informe, no será posible sostenerlo bajo ninguna circunstan­cia, pero menos en una coyuntura de crisis fiscal que no parece tener salida cercana. Incluso si lograra mantenerse, corremos otro serio riesgo: el de crear dependenci­as estructura­les de muchas familias con respecto a los subsidios estatales, congraves perjuicios­paraellas y, por supuesto, la Hacienda Pública.

Lo que se impone, por tanto, es, de una parte, hacer esfuerzos más determinan­tes para mejorar la focalizaci­ón, la eficacia, la evaluación y el rendimient­o de cuentas sobre la utilizació­n de la inversión social. En este sentido, es necesario que esté dirigida, sobre todo, a generar oportunida­des de empleabili­dad. Por otro lado, es necesario tomar acciones robustas para que los nuevos empleos se dirijan a los sectores formales, para lo cual no solo habrá que mejorar los controles, sino, sobre todo, facilitar los procedimie­ntos para establecer empresas que cumplan las normas legales, y, conformelo ha planteado la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), revisar los montos y distribuci­ón de las cargas sociales.

Las tareas son en extremo complejas; la coyuntura, poco propicia por las limitacion­es fiscales. Pero la urgencia escadavez mayorporqu­e el riesgo de una rápida involución en las pequeñas mejoras de los indicadore­s se ha acrecentad­o.

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