Un viajero del fútbol que huyó de la violencia
Volante ha militado en equipos de Italia, Malta, Indonesia, Birmania y Singapur
Víctor Coto tiene 27 años y juegafútbol en Singapur, paracoronar una carrera que lo ha llevado a países exóticos.
Él se convirtió en legionario tiempo después de salir a los 14 años de Costa Rica, debido a unaamenazaen contrasuyay de su familia.
Este trotamundos acepta que, de joven, no era el ángel que su mamá quería, al punto de que se metió en ciertos problemas; mas todo tiene un límite y hubo una situación particular que alarmó a sus padres y que le cambió la vida.
“Crecí en Limón, pero tuvimos que irnos porque las cosas se pusieron un poco feas. Cuando nos fuimos a San José, jugaba con el equipo de Saprissa que dirigía Benjamín el In
dioMayorga (divisiones menores). Estuve entrenando con ellos por casi un año.
”En ese tiempo, entré a la Ultra y me metía en problemas. Una vez me amenazaron, pues otra banda me identificó y dijo que iba a buscar a mi familia. Le conté a mi mamá y esa fue una de las razones por las que salimos del país”, contó.
Aventura. Las primeras canchas en las que el volante ofensivo jugó fuera del país fueron en las playas de Bali, Indonesia.
En el sudeste asiático, el pequeño Víctor atrapó la mirada de unos amigos italianos que visitaron a su padre, quien es originario de ese país. En ese momento se presentó la oportunidad que se le había escapado en Costa Rica: intentar ser un profesional del fútbol.
Con 15 años, llegó la oferta inimaginable: “Víctor, ¿querés hacer una prueba en Italia?”. El sí resonó en toda su casa.
Sin sermayor de edad, el Cisco Roma, de la Serie C2 (Cuarta División), le abrió las puertas en divisiones menores. Ahí estuvo un año, momento en que salió porque el club cerró.
Sin embargo, su carrera no se detuvo. El talento del tico sedujo a la Vigor Perconti, una de las escuelas de fútbol más reconocidas de Roma. La Vigor le dio a Coto casa, estudio y desarrollo por tres años. Cuando cumplió 18 años, el Paok Salónica, de la máxima categoría griega, lo buscó; empero, una mala asesoría lo llevó al fútbol de Malta.
“Al final, un entrenador se creyódueño de mi ficha; bueno, y por cosas de mi representante, no me dejaron ir a Grecia. Terminé en Malta. Ahí me sentía unpoco triste porque no estaba cerca de mi familia”, recordó.
En la exótica isla solo permaneció un año, con el Sliema Wanderers de la división de honor, el club más importante del país, con 26 cetros locales.
En la siguiente temporada, a Coto le llegó una oferta de Birmania, un país de Asia de aproximadamente 676.000 metros cuadrados de superficie (13 ve- ces Costa Rica) y cerca de 51millones de habitantes, vecina de China y Tailandia, entre otros.
¿Qué pesó para ir a un país desconocido en todo aspecto?: estar a un vuelo de tres horas de Bali, donde viven sus padres.
El costarricense pasó de una isla paradisíaca a una nación que le llenaba la cabeza de dudas, pues en el 2009, cuando llegó, el país seguía bajo una dictadura militar, iniciada en 1964.
La ciudad que se convirtió en su nuevo hogar era Monywa y el club que lo arropó fue el Zeyar Shwe Myay, los dragones de la Liga Nacional de Myanmar (nombre oficial de ese territorio desde 1988).
Posteriormente, a 16.400 kilómetros de tierra tica, en Birmania, al nacional le llegó una noticia inesperada: existía una posibilidad de ser analizado para integrar la Selección de Costa Rica. Con tal de que lo viera el estratega argentino Ricardo La Volpe, Coto decidió regresar.
Al final, el resultado no fue el esperado y la Copa América 2011 no fue una meta completada para el volante; aun así, el destino lo llevó a Argentina, con el Gimnasia Esgrima de Jujuy, donde permaneció un año.
Luego de esta experiencia, regresó a casa de sus padres y decidió firmar con el Persijap Jepara, plantel de la Superliga de Indonesia.
Después de una temporada, el llamado del terruño se impuso, y para el torneo 2013 -2014, llegó a la UCR, dirigida por José Giacone. Con ellos se quedó por dos años e incluso disputó las semifinales del Verano 2014.
El deseo de ser campeón invadió al futbolista, quien fue contactado nuevamente por el Zayar Shwe Myay de Birmania. A la postre no pudo lograrlo, pues el equipo desapareció debido a asuntos políticos.
Tras unas largas vacaciones, recaló en Singapur, en el sudeste asiático. Actualmente, Víctor juega en el Geylang International, de la Primera División, en el que es indiscutible y suma cinco goles en 21 partidos jugados.
Coto halló en Asia la felicidad a la que nunca renunció, pese a recibir a sus 14 años una amenaza que cambió su vida.