La vida no vale nada
Pablo Milanés era el de esta canción: “La vida no vale nada cuando otros se están matando, y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada”.
Los costarricenses hemos caído en esa indiferencia: los motociclistas se siguen matando y no pasa nada. Su vida, literalmente, no vale nada.
Muchos de ellos son los primeros quela handepreciado, porque, a bordo de sus dos ruedas, evidencian el desprecio a vivir, pues corren como locos entre vehículos, adelantan irresponsable mente por la derecha, se paran enfrente de quien sea a esperar un semáforo o se lanzan al carril contrario sin importar quién viene. Juegan con su vida y con la de otros. Ellos mismos no se quieren para nada.
Este es el vehículo más mortal en los primeros 10 meses: 164 muertes frente a 72 en autos. Y ni se diga cuántos amputados o inválidos por manejo irresponsable.
La mortandad hace necesaria una campaña, dura y duradera, de la Policía de Tránsito para ponerlosenorden. Y esto solo lo aprenderán con sanciones que duelan en la billetera. La campaña debe empezar por instar a los tráfico sacas tigarim prudencias. Será fácil; es cuestión de pararse en una esquina, verlos virar en ‘U’, rayar en curva o en intersecciones y aplicarles la multa de ¢306.000.
Por la gravedad de sus infracciones, acumularán en muy poco tiempo, en su licencia, más de seis puntos, los cuales obligan a llevar un curso de reeducación vial, es decir, un nuevo curso teórico de manejo. Eso les implicará ir a clases cuatro días y, al quinto, someterse a una prueba que se pasa con mínimo de 80. Además, la licencia se les renovaría por cuatro y no seis años, como es lo usual. Solo en el primer semestre de este año, 1.500 conductores, de todo tipo de vehículo, se vieron enfrentados a este castigo.
Tráficos, hacen falta. Apenas hay 750 oficiales para atender tres turnos, sin contar los que están de vacaciones, en día libre o en incapacidad. Por ello, la cruzada para aumentar su número debe empezar en la Asamblea Legislativa y continuar en el MOPT. Diputados y Gobierno le han dado largas a este problema cual si no pasara nada en las calles. “La vida no vale nada si yo me quedo sentado”... sin hacer ni mover nada. ¡Movámonos!