Triunfo clave en La Haya
La Corte Internacional de Justicia fijó límites favorables para el país en el Caribe y el Pacífico Este y otros fallos ratifican la trascendencia del derecho internacional para defender nuestra soberanía
La Corte Internacional
de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Holanda, emitió el pasado viernes dos fallos altamente favorables para el país, que deben complacernos en, almenos, tres sentidos. Por un lado, reconocen derechos territoriales nacionales violentados por Nicaragua y fijan de una vez por todas nuestros límites marítimos; por otro, ratifican la trascendencia del derecho internacional como bastión para la defensa de nuestra soberanía y, además, muestran cómo una política exterior estable y con sentido de Estado es clave para impulsar las aspiraciones e intereses costarricenses en el ámbito internacional.
Gracias a las dos resoluciones contenciosas de la CIJ, los límites marítimos entre Costa Rica y Nicaragua han sido delimitados con absoluta precisión y amplio reconocimiento de nuestras aspiraciones; la incursión de un destacamento militar nicaragüense en una playa al extremo norte de isla Calero fue calificada como violatoria de nuestra soberanía nacional, y el gobierno de Daniel Ortega deberá pagar al nuestro $378.890 (¢216,7 millones), como compensación por daños ambientales ocasionados en esa misma porción del territorio nacional mediante la construcción de un canal y otras acciones desarrolladas tras su ocupación en el 2010. Aunque esta última suma es muy inferior a la solicitada por el país ($6,7 millones), duplica los $188.000 ofrecidos por Nicaraguay, algomásimportante, reitera la importancia del componente ambiental en las disputas limítrofes.
Ambas sentencias de la CIJ se suscitaron a raíz de tres reclamos planteados por Costa Rica. El más importante, presentado en febrero del 2014, hacia el final del gobierno de Laura Chinchilla, denunció a Nicaragua por sacar a concurso internacional 37 bloques para exploración y eventual explotación petrolera en aguas jurisdiccionales costarricenses: 25 de ellos en el Caribe y 12 en el Pacífico. Como el gobierno nicaragüense se atribuía esos territorios como propios, la esencia del fallo consistió en fijar los límites marí- timos. Gracias a la sólida argumentación nacional, la CIJ rechazó de plano la interpretación de la otra parte y reconoció, con apenas modificaciones mínimas, los derechos defendidos por nuestro país. Al caso anterior se sumó la demanda interpuesta por la actual administración, en enero del pasado año, por una nueva incursión del Ejército nicaragüense al norte de Calero. Al resolver esta denuncia como parte de la misma sentencia, la Corte calificó ese acto como una violación de la soberanía nacional.
El reclamo sobre la compensación por daños ambientales, por su parte, fue resultado de la negativa nicaragüense a resarcirnos de manera adecuada tras otra sentencia de la CIJ, también favorable a CostaRica, emitida en diciembre del 2015 ante ladenuncia presentada por el país a finales del 2010. Esta resolución aclaró de manera definitiva nuestros límites en la masa continental, condenó a Nicaragua por la violación de nuestra integridad territorial tras la ocupación de franjas de nuestra superficie, determinó que debía pagar por el impacto en el ambiente generado por sus incursiones y trabajos militares en Calero y solicitó que la suma se fijara de común acuerdo entre ambos países. Como esto no resultó posible, Costa Rica solicitó que la CIJ determinara la cifra.
Gracias a esta serie de resoluciones, que comenzaron con la de diciembre del 2015, es posible afirmar que, al fin, tanto los límites terrestres como los marítimos entre ambos países han quedado fijados sin lugar a dudas y de formadefinitiva, en condiciones justas para ambos y esencialmente favorables a Costa Rica. Se trata de un gran triunfo para nuestros intereses y aspiraciones, producto del derecho internacional y de la arquitectura encargada de hacerlo valer, y generado por la continuidad de estrategia, acción y equipos jurídicos entre dos gobiernos –el de Chinchilla y el de Luis Guillermo Solís–, que pusieron los intereses nacionales por encimade otras consideraciones. Por esto y por el excelente resultado, merecen reconocimiento y felicitación.