La nadadora que no conoce límites
“Amí a veces se me olvida que no tengo medio brazo”, asegura Camila Haase, la nadadora costarricense que ganó tres medallas de oro en los pasados Juegos Paracentroamericanos, celebrados en Nicaragua.
Para esta joven de 18 años, la ausencia del antebrazo izquierdo nunca ha sido algo que se ponga a analizar demasiado, tanto así que omite tener una discapacidad.
Incluso, esa palabra tampoco se le hace familiar. Su vida siempre ha sido así y logró desenvolverse con normalidad.
Apenas tenía 11 días de nacida cuando le amputaron esa parte del brazo, debido a que el cordón umbilical estaba enredado y obstruyó la circulación mientras estaba en el vientre.
Luego, con solo tres años, apareció la natación y desde entonces sus compañeros de entrenamiento son personas sin discapacidades.
Fue hasta el 2016 cuando apareció la oportunidad de competir dentro del circuito paralímpico, pero los entrenamientos continúan en el equipo Delfines de Humboldt.
Lo hace al lado del entrenador Rodrigo Rivas, hijo de Fran- cisco Rivas, quien entrenó a la campeona olímpica Claudia Poll y otra pléyade de figuras de la natación costarricense.
Las preseas en 50 metros dorso, 50 y 100 metros libre no solo evidenciaron que Camila fue la más rápida, sino la forma en que lo hizo, pues les sacó mucha dis- tancia a sus competidoras, algo que la sorprendió.
“Fue raro porque siempre había competido con las paralímpicas, las europeas, y ellas me sacaban mucho espacio a mí. Ahora llegué a los Paracentroamericanos y no me lo creía ni lo esperaba”, recordó.