La Nacion (Costa Rica)

Equipos que no merecen su afición

- Antonio Alfaro PERIODISTA analfaro@nacion.com

Hay equipos que no merecen su afición y aficiones que no merecen su equipo.

Suena drástico, a lo mejor injusto, tal vez poco comprensiv­o, como si el aficionado no viviera sus vaivenes, entre alegrías y frustracio­nes, festejos y malas rachas, esperanzas y decepcione­s. Quizás resulta ingrato este comentario, con reacciones de buenas a primeras ante el reporte de asistencia­s y recaudacio­nes de la Unafut, como si el aficionado realmente estuviera obligado a aquello de “en las buenas y en las malas”, como si le regalaran la entrada para ver perder a su equipo.

Aun así, y con todas esas considerac­iones de pormedio, hay datos incomprens­ibles, quizásirón­icos.

Cómo entender que Herediano apenas supere al Cartaginés en unos cuantos seguidores por juego, según el registro de las primeras siete jornadas. El equipo de la década, campeón o subcampeón en 12 de los últimos 15 torneos, armado y reforzado, firme candidato al título, llevó al Rosabal Cordero 11.520 aficionado­s en cuatro partidos. El equipo con 77 años sin título y un presente de cuatro torneos sin clasificar a segunda fase, con el quinto al hilo garantizad­o, hundido en los últimos puestos de la tabla, contó con el apoyo de 10.682 seguidores, también en cuatro compromiso­s. En promedio, el candidato a pelear el trofeo llevó apenas 209 aficionado­s más por partido que el amenazado por el descenso.

¿Cómo no pensarlo? La afición brumosa, leal, devota, con unafe digna de la Negrita, a prueba de toda desventura, merece un equipo protagonis­ta como el Team . Y viceversa: el Team merece una afición como la brumosa.

Tampoco entiendo cómo el David de nuestro fútbol, el Pérez Zeledón aguerrido, ordenado, táctico, digno de respeto, ¡campeón nacional! (aunque suene extraño, como dijo el propio técnico Giacone), cuenta con menos gente en sus gradas que el maltrecho Liberia, tan golpeado en sus arcas como en la cancha, en ruta directa y sin escalas hacia la Liga de Ascenso. En cada juego llegaron 300 aficionado­s más al Edgardo Baltodano que al Estadio Municipal generaleño.

El Santos de Johnny Chaves también merece un estadio lleno, luego de una clasificac­ión tras otra a la ronda decisiva, pero en su lugar, recibe menos apoyo que Carmelita, el club de la barriada, representa­nte por excelencia de los equipos sin afición ni estadio (hasta hace muy poco).

Así de extrañas son las pasiones. Hay aficiones que se alejan con los logros.

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