Gusano tico inspira creación de un tejido para cicatrices
→Baba del animal es de alto potencial comercial y biotecnológico →Investigación se inició desde hace dos años; muestra se tomó en San Ramón
La forma en que está estructurada la baba de un gusano costarricense, conocido como Epiperipatus hilkae, podría dar pistas a la ciencia para crear un material biocompatible, que permita, debido a sus cualidades adhesivas, sellar heridas de pacientes.
Una investigación efectuada por el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Lanotec, [Cenat/Conare]) y publicada en Materials Research Express, así lo sugiere.
La investigadora principal del estudio es Yendry Corrales, una destacada científica que obtuvo una beca para desarrollar proyectos en nanobiodiversidad en Suiza, durante dos años.
La nanobiodiversidad es el estudio de las nanoestructuras (estructuras a muy pequeña escala) que se encuentran en los materiales biológicos (derivados de plantas, animales, microorganismos, etc.).
El conocimiento que se obtiene de este tipo de investigaciones podría permitir reproducir materiales con propiedades similares a las que se hallan en la naturaleza, con el fin de usarlos para resolver problemas que aquejan a la humanidad, lo cual se conoce como biomimética.
La investigación sobre la baba de este gusano onicóforo se efectuó en un periodo de dos años, desde que Corrales se interesó en los fluidos de este animal, hasta que obtuvo los primeros resultados.
En el análisis también participaron Angie Sánchez, Reinaldo Pereira, Klaus Rischka, Thomas Kowalik y José Vega-Baudrit.
A pesar de que en el 2015 los investigadores costarricenses Julián Monge y Bernal Morera describieron en Nature Communications el mecanismo utilizado por este tipo de gusanos para cazar, la investigación de Lanotec agrega novedad, pues da pistas sobre las nanoestructuras que componen el líquido viscoso producido por este gusano.
Bajo el microscopio. Para analizar el fluido, la científica utilizó un microscopio de fuerza atómica, el cual permite visualizar la forma en que las moléculas están estructuradas.
Así se determinó que la secreción adhesiva de estos gusanos está formada por macrohilos, los cuales, en estado sólido, se componen de partículas globulares de aproximadamente 700 nanómetros (nm) de diámetro (un nanómetro equivale a dividir un metro en mil millones de partes).
Asimismo, poseen nanopartículas de aproximadamente 70 nm de diámetro, las cuales se autoensamblan y forman estructuras parecidas a fibras.
También, se observan nanopartículas con aproximadamente 2 nm de altura y otras con formas no redondeadas.
“La goma (baba) es como un rompecabezas; tiene cristales, nanopartículas, micropartículas, fibra; todas, organizadas de cierta forma. A partir de esto uno empieza a pensar en crear materiales y cómo podría lograr estructurarlos de esa manera”, explicó Yendry Corrales.
La secreción contiene varias sustancias de alto potencial comercial y biotecnológico, según detallan los investigadores.
Hablan de “proteínas adhesivas, moléculas que pueden reconocer azúcares (lectinas), surfactantes, polifenoles y péptidos, con posibles propiedades antimicrobianas”.
En el campo. Para la investigación, las muestras de la baba de este gusano fueron recolectadas en su hábitat natural.
Aunque pueden hallarse bajo la tierra en sitios húmedos en diversos puntos del país, para el
estudio se analizaron cinco muestras de dos especímenes en San Ramón de Alajuela.
Corrales detalló que la forma en que se obtienen los fluidos es mediante la estimulación al gusano. Este, al sentir la presencia de humanos, expulsa la baba, que también usa para defenderse y asegurar su supervivencia.
El fluido se recolecta de dos formas. “Se puede poner directamente en un sustrato que se usa para hacer microscopías, o se puede poner directamente en un buffer, una solución acuosa con sales”, aclaró Corrales.
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