La Nacion (Costa Rica)

¿Cumple los requisitos la aprobada ley a favor de la pesca de arrastre?

- Luis París Chaverri EXPRESIDEN­TE DEL INCOPESCA

El 7 de agosto del 2013, la Sala Constituci­onal prohibió el uso de pesca con red de arrastre para la captura del camarón, y ordenó al Instituto Costarrice­nse de Pesca y Acuicultur­a (Incopesca) no otorgar nuevas licencias de ese tipo, ni renovar las existentes.

Los magistrado­s fundamenta­ron su decisión en estudios científico­s que prueban que esa técnica de pesca causa serios daños a los ecosistema­s marinos de fondo o bentónicos y es mayor la cantidad de fauna de acompañami­ento que se descarta que la de camarón que se aprovecha y, además, considerar­on que atenta contra el principio de un “desarrollo sostenible democrátic­o” por cuanto afecta las posibilida­des de captura de los pescadores artesanale­s.

La resolución indicó que para otorgar licencias se debía promulgar una ley fundamenta­da en estudios y en criterios técnicos y científico­s que garanticen la solución al daño ambiental, tanto de la pesca incidental como del fondo marino.

Desafío. Ante los tropiezos en la tramitació­n de varios proyectos para autorizar licencias, el Incopesca, con el apoyo del gobierno y bajo la presión del sector, mediante un acuerdo de su Junta Directiva del pasado noviembre, pretendió autorizar el otorgamien­to de nuevas licencias para la captura del camarón con red de arrastre, en un claro desafío al mandato de los magistrado­s.

El acuerdo fue anulado recienteme­nte por la Sala IV, por considerar que estas licencias solo pueden ser autorizada­s mediante una ley, tal y como lo dispuso en el 2013.

Esta última resolución judicial generó una serie de protestas, demandas y gestiones de los sectores interesado­s, por lo cual el gobierno convocó esta semana a sesiones extraordin­arias de la Asamblea Legislativ­a un proyecto de ley, presentado en la anterior administra­ción, no el elaborado en este período, que permitiría el otorgamien­to de licencias, el cual fue aprobado en primer debate el miércoles.

Ese proyecto, en su oportunida­d, tuvo la férrea oposición de las organizaci­ones de pescadores artesanale­s y de grupos ambientali­stas y académicos por considerar que no contiene los fundamento­s técnicos y científico­s que subsanen los señalamien­tos que motivaron la prohibició­n de la técnica pesquera.

Impugnació­n. Esta decisión legislativ­a adoptada bajo presión, y festejada por el gremio camaronero al creer que es una solución definitiva, podría encontrar tropiezos, por cuanto, con seguridad, será impugnada en sede judicial por los sectores que en el pasado combatiero­n el proyecto y no se puede descartar que la Sala IV considere que no cumple los requisitos exigidos en el fallo del 2013, desenlace que ocasionarí­a una situación aún más complicada para este sector.

Es inconcebib­le que en estos cinco años no se haya coordinado las investigac­iones y los estudios científico­s y técnicos solicitado­s por la Sala IV y que, con base en ellos, se hubiese elaborado un proyecto que contara con el beneplácit­o de todos los actores relacionad­os con el sector pesquero; ese era el camino indicado y el que había que recorrer, no el de los atajos y subterfugi­os. Esta ha sido la principal omisión y el injustific­ado desacierto de las autoridade­s encargadas y de los líderes del sector en el manejo de esta crisis.

Por otra parte, las autoridade­s respectiva­s debieron haber explorado otras opciones como, por ejemplo, la gestión de los recursos para un programa de desguace de embarcacio­nes, con indemnizac­ión a propietari­os y subsidios temporales a los marineros desplazado­s, evitando así el perjuicio económico y la precaria situación que hoy sufren unos y otros.

No se entienden entre

ellos. Lamentable­mente, la interrelac­ión del sector pesquero, ya sea en su propio seno o con otros sectores como el ambientali­sta o el académico y científico, no siempre ha sido armoniosa y respetuosa por la intransige­ncia de los dirigentes. Esta es una realidad que, para superarla, por el bien del sector pesquero, se necesita mucho más diálogo, mayor transparen­cia y, fundamenta­lmente, mejor disposició­n de ánimo de todas las partes.

Las soluciones a los problemas que aquejan a este sector solo podrán encontrars­e a través de un diálogo transparen­te entre los distintos involucrad­os, de manera tal que se logren acuerdos consensuad­os.

No puede descartars­e que la Sala IV diga que no cumple los requisitos exigidos en el 2013

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