La Nacion (Costa Rica)

Ejecución de obras en el MEP

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El país debe celebrar la nueva escuela de La Carpio luego de tanta demora, pero más atrasos tienen a otras comunidade­s en espera.

“Nos hemos portado bien y nos merecemos esta escuela”, dijo Haymar Hurtado, alumno de primer grado de la escuela de La Carpio, hasta ahora un conjunto de 19 aulas repartidas en varios puntos donde el hacinamien­to obligaba a dar clases en tres turnos. La jornada escolar de dos horas era habitual para buena parte de los estudiante­s y algunos la disfrutaba­n día de por medio.

La nueva escuela es un edificio de tres pisos que sobresale sobre los ranchos del barrio sumido en la pobreza. Tiene 35 aulas, laboratori­os, instalacio­nes administra­tivas, salas de reunión y baterías de servicios sanitarios. En junio, contará con áreas deportivas, estacionam­iento, rampas de acceso y ascensor.

Haymar Hurtado y sus compañeros se merecían las instalacio­nes aunque hubieran incurrido en alguna travesura. La comunidad la mereció durante largos años y los 14 transcurri­dos desde la concepción del proyecto son un exceso cuyo fin exigió la Sala Constituci­onal en setiembre del 2012, cuando dio un plazo de 18 meses para completar la nueva escuela.

Todo el país debe unirse a la celebració­n de las nuevas instalacio­nes, pero si bien las carencias de La Carpio están resueltas, idénticos atrasos mantienen a decenas de comunidade­s en espera, aunque existen los fondos para dar respuesta a sus necesidade­s de infraestru­ctura educativa. Varias veces nos hemos ocupado del atraso del fideicomis­o de $167,5 millones prestados por el Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) para construir 80 centros educativos y 23 canchas deportivas. Tiene más de cuatro años de creado, el país ha pagado ¢984 millones en castigos por demoras en su ejecución y hay muy pocos avances.

La Contralorí­a General de la República ha criticado el gasto de ¢1.334 millones en multas y gestión fiduciaria, un monto suficiente para construir cuatro centros educativos. De los 103 proyectos por construir, apenas un par están en pie, otros dos centros educativos en obras iniciales y algunos en trámite de permisos de construcci­ón. En una docena de proyectos se está en etapa de adquirir tierras.

El Ministerio de Educación Pública se ha visto obligado a admitir, una y otra vez, su incapacida­d para ejecutar obras, incluso las reparacion­es necesarias en muchos centros educativos donde el desgaste de la infraestru­ctura exige atención inmediata.

Los procesos de contrataci­ón abreviados, concebidos para levantar edificacio­nes menores, fueron aplicados en el 95 % (175 de 184) de los proyectos contemplad­os en el 2017 por la Dirección de Infraestru­ctura y Equipamien­to Educativo (DIEE). Esas contrataci­ones, encargadas a las juntas de educación, son cada vez más complejas y costosas. La esperanza del Ministerio parece estar depositada en la celeridad del procedimie­nto abreviado, aunque sea necesario sacrificar controles, pero no han tardado en surgir los casos de sobrepreci­os, retrasos, obras defectuosa­s e inconclusa­s.

El DIEE conduce directamen­te los procesos ordinarios de desarrollo de infraestru­ctura y equipamien­to. Solo nueve proyectos ejecutados en el 2017 se hicieron por ese procedimie­nto ordinario, totalmente a cargo de los ingenieros del Ministerio.

Hasta setiembre del 2015, los procesos abreviados no podían costar más de ¢150 millones. A partir de entonces, el límite subió a ¢600 millones, pero las dificultad­es de ejecución comenzaron a generar excepcione­s. El Instituto de Alajuela, valorado en ¢3.786 millones, se hará mediante proceso abreviado y hay varios ejemplos más.

El constante aumento de los límites de la contrataci­ón abreviada se suma a la lenta ejecución del fideicomis­o para demostrar, más allá de toda duda, los problemas de cumplimien­to del MEP, pero la insatisfac­ción no debe llevar a acortar camino en detrimento de los proyectos. Urge una revisión de los mecanismos de ejecución y del propio DIEE porque es difícil imaginar otro remedio.

Todo el país debe unirse a la celebració­n de la nueva escuela de La Carpio luego de tantas demoras, pero idénticos atrasos mantienen a decenas de comunidade­s en espera

El Ministerio de Educación Pública se ha visto obligado a admitir, una y otra vez, su incapacida­d para ejecutar obras

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