Mandatario: ‘Me daría un 75’ en obras viales
Luis Guillermo Solís dijo que los beneficiarios de las carreteras sí reconocen su trabajo
--- Si tuviera que darse una calificación en la construcción de infraestructura vial, ¿cuál sería?
--- Yo le daría la calificación que, en general, refleja la conclusión de obras, entendiendo que, en infraestructura, las obras difícilmente pueden resolverse como se resuelven en otros campos. Yo creo que hemos hecho un trabajo de alrededor de un 75.
”Ahora, vea lo complicado que es decir eso (un 75), porque ¿cuánto vale realmente y simbólicamente el puente Alfredo González Flores (la platina), por la cantidad de carros que pasan por ahí? ¿Cuánto vale la ruta 257 (acceso a megapuerto de Moín), que, gracias a esa vía, nos ganamos los $1.000 millones en bonos para nuestros exportadores? ¿Cuánto vale Limonal-Cañas? Esa nos queda sin hacer, pero ya está diseñada y en proceso de adjudicación”. --- Pero si tuviera que darse una calificación...
--- Yo me daría como un 75, pero en algunos casos podría ser mucho más porque, incluso, esas carreteras son esenciales.
--- Hay una crítica recurrente de que usted y su equipo solo han sacado adelante obras que tenían encaminadas gobiernos anteriores. ¿Considera injustas esas valoraciones?
--- No, los beneficiarios de esas obras lo entienden perfectamente; los que son unos mezquinos son los politiqueros y los políticos como yo, que somos incapaces de reconocer las cosas, pero los beneficiarios sí reconocen, es cuestión de ir a preguntar a una comunidad. --- El país firmó, entre el 2009 y el 2014, seis créditos internacionales para carreteras, por $1.598 millones; en los últimos cuatro años lograron finalizar la ejecución de tres de esos em-
préstitos. ¿Por qué le cuesta tanto al Estado emplear esos recursos?
--- Por varias razones: uno, el marco legal, esa capacidad que tiene cualquier constructora de meterle un recurso a cualquier licitación (...); dos, la incapacidad que ha habido en algunos casos, porque desmantelamos, a lo largo de muchos años, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, y tres: problemas de gestión muy serios.
”También considero que hay una cuarta razón: la corrupción, y creo que eso no lo ha controlado ni la Contraloría General de la República (...). Los que tenemos la culpa, al final, somos los que gobernamos”. ■