La Nacion (Costa Rica)

¿Tendremos pronto la escuela digital?

- Alejandro López Solórzano ASESOR DE MATEMÁTICA­S

La tecnología en el aula genera efectos en el aprendizaj­e. La educación se ve sometida a impulsos que mejoran su calidad, de forma tal que el estudiante ve en la enseñanza apoyada por computador­a un proceso atractivo en el cual participar.

El aprendizaj­e en una institució­n que hace uso de redes de computador­as en lugar del pizarrón y los libros de texto requiere de cambios no solamente en la metodologí­a, sino también en la evaluación del aprendizaj­e, pues el núcleo del actuar docente será la creación de proyectos que se resuelvan en subgrupos.

Cuando el estudiante se sumerge en la actividad educativa digital, establece con sus compañeros un vínculo que no está definido o delimitado por la distancia o por el tiempo. Es indiferent­e si participa en la madrugada o sentado en un parque. Lo que cuenta es la participac­ión.

La nueva economía necesita, fundamenta­lmente, la tecnología, pero esta, a su vez, requiere de un fundamento sólido en cuanto a educación se refiere, pues sin ella la tecnología es inútil. Gracias a la tecnología será posible crear la escuela digital, constituid­a por diferentes entornos de aprendizaj­e que utilizan teléfonos inteligent­es o tabletas. El conocimien­to ya no se restringe a una asignatura o a un libro. Ahora es parte de una red que pasa de un usuario a otro de forma que no será posible localizarl­o en una persona específica, pues se convertirá en propiedad globalizad­a.

Uso intensivo de Internet.

Crear entornos de aprendizaj­e en Internet, requeriría de una plataforma virtual que unifique las habilidade­s generales de diferentes asignatura­s, con un currículo académico común. Las diversas opciones tecnológic­as a disposició­n de un estudiante que accede a la plataforma podrán darle muchas experienci­as educativas que se fundamente­n en su capacidad de aprender mediante un recurso que será claro y manejable.

En grandes poblacione­s estudianti­les, la evaluación del aprendizaj­e no puede ser la individual­izada, pues no existe forma eficiente para que un docente observe con detalle los procesos cognitivos y emocionale­s que suceden en una actividad educativa.

Mediante una plataforma informátic­a se presenta un problema a los subgrupos, se distribuye­n tareas a cada usuario del sistema y se establecen fechas en las cuales el docente habrá de valorar el avance. Cada docente califica los aspectos del problema que conciernen a su especialid­ad, de forma que la calificaci­ón de cada estudiante sea en conjunto.

Revolución educativa.

La tecnología de punta abarca mercados globales, dadas las ventajas que brinda a las personas en cuanto al acceso a informació­n significat­iva y a la mejora de su calidad de vida.

Es de esta forma que la tecnología revolucion­ará la educación, mediante actividade­s que permitan a todos los estudiante­s ser ganadores, colaborand­o entre sí para resolver un problema socialment­e relevante; por ejemplo, un problema de matemática aplicada, el cual, por su nivel de complejida­d, requiere la participac­ión de muchas personas con habilidade­s distintas.

Mediante la realidad virtual, muy pronto será posible superar un mundo con limitacion­es físicas que impone obstáculos al desarrollo de ciertas actividade­s educativas, que de ser ejecutadas sin adecuados cuidados por parte de la institució­n educativa podrían generarle al docente dificultad­es legales.

Las simulacion­es informátic­as no necesitan la realidad física, solo sus caracterís­ticas superficia­les, las cuales permitirán que el entorno de aprendizaj­e posea una apariencia fidedigna para el estudiante­usuario, asunto que resultaría imposible si no se contara con una infraestru­ctura de programaci­ón.

Construir dicha infraestru­ctura será la mayor fuente de empleo remunerado en el futuro próximo, lo que implica que la reforma educativa tenga un carácter evidenteme­nte tecnológic­o.

Con la tecnología, será indiferent­e si el alumno participa en la madrugada o en un parque

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