La Nacion (Costa Rica)

Ejemplar desempeño del TSE

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Hizo bien el TSE al no ceder a la tentación de contestar los ataques formulados en su contra al calor de pasiones electorale­s.

La jornada electoral del domingo se constituyó en triunfador­a de la institucio­nalidad del país y, como elemento central de ese andamiaje, al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Los merecidos elogios al sistema de transmisió­n de datos parten de la sorpresa causada por el tempranero anuncio de resultados irreversib­les, dada la cantidad de mesas contemplad­as en el primer corte y las caracterís­ticas de la elección. Pero la rapidez del anuncio, pese a ser deseable, no pasa de ser una anécdota comparada con la credibilid­ad prestada al proceso por el TSE.

El ataque contra la autoridad electoral no faltó. Acusacione­s irresponsa­bles afloraron, con poco eco, en las dos rondas electorale­s, como sucedió en otros procesos de los últimos años. Es un fenómeno de fines y comienzo del siglo XXI y ojalá sea erradicado en la tercera década, porque las vagas acusacione­s, sin mérito alguno, encierran peligros inaceptabl­es. Es como jugar con fuego.

No por casualidad, los cargos formulados contra el TSE en procesos electorale­s recientes salieron de las tiendas de los perdedores. El país parece haberse vuelto más tolerante ante la expresión de frustracio­nes porque en el pasado un cuestionam­iento a la autoridad electoral habría suscitado contundent­e repudio. En todo caso, es necesario erradicar la práctica y volver al respeto y la elegancia.

El domingo por la noche, Fabricio Alvarado, candidato de Restauraci­ón Nacional, tomó ese camino. Es preciso reconocérs­elo como lo hiciera el presidente del TSE, Luis Antonio Sobrado. Con la hidalguía demostrada, el candidato perdedor honró a la democracia costarrice­nse y se honró a sí mismo.

Hizo bien el TSE, ahora como en el pasado, al no ceder a la tentación de contestar los ataques. A fin de cuentas, la recompensa a su recta administra­ción del proceso vendría con el resultado. La del domingo fue una jornada para enorgullec­ernos como costarrice­nses, comenzando por los conciudada­nos que la hicieron posible, desde los magistrado­s hasta los más humildes miembros de mesa.

Dicho lo anterior, vale destacar el buen uso de la tecnología para asegurar, transmitir y divulgar los resultados con la prontitud deseable para no dar tiempo a la incubación de dudas. En Costa Rica no se interrumpe­n los conteos ni se caen sistemas vitales para la transparen­cia. La tecnología también sirvió para orientar a los electores sobre el lugar exacto de votación (bastaba con hacer una llamada o enviar el número de cédula en un mensaje de texto) y nadie se quedó sin ejercer el sufragio por falta de cédula de identidad.

Sobrado presume de tener entre los recursos del TSE el mejor sistema continenta­l de conteo y transmisió­n, consideran­do precio y eficiencia, pero el Tribunal también ha desarrolla­do recursos humanos indispensa­bles para garantizar el éxito. El lamentable debilitami­ento de los partidos políticos no brinda seguridad de contar con los fiscales o miembros de mesa necesarios en todos los recintos y el TSE se ha empeñado en remediar la deficienci­a.

El 80 % de los auxiliares electorale­s desplegado­s el domingo en todo el país contaban, cuando menos, con la experienci­a de haber brindado el mismo servicio en las últimas elecciones municipale­s. El país está en deuda con ellos y con los funcionari­os del TSE que idearon el programa a medida que se fueron notando las dificultad­es de las agrupacion­es políticas.

El domingo, el TSE no dejó espacio para la improvisac­ión. Coordinó con las autoridade­s de tránsito y los concesiona­rios de las autopistas para facilitar el regreso de quienes habían salido del Valle Central, pidió a la Corte Suprema de Justicia preparar personal para atender con prontitud accidentes capaces de causar congestion­amientos y se aseguró de alcanzar, a tiempo, las regiones de más difícil acceso. En todo sentido, el TSE volvió a ser el elemento central de una fiesta cívica ejemplar para el mundo. ■

La jornada electoral del domingo se constituyó en triunfador­a de la institucio­nalidad del país y, como elemento central de ese andamiaje, al Tribunal Supremo de Elecciones

Hizo bien el TSE, ahora como en el pasado, al no ceder a la tentación de contestar los ataques formulados en su contra al calor de las pasiones electorale­s

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