Científicos ticos cultivarán corales fuera del mar
→Crianza en cautiverio se gestará en parque marino en Puntarenas →Cuando estén listos se trasladan nuevamente a su hábitat natural
¿Criar corales fuera del mar para luego “sembrarlos” en el fondo del océano? Esa es una de las alternativas empleadas en otras naciones para paliar el deterioro de estos ecosistemas, y ahora se echará a andar en Costa Rica, en los laboratorios del Parque Marino del Pacífico, en Puntarenas.
El objetivo de la propuesta es explorar cuál es la mejor forma de reproducir estos especímenes ex situ (fuera de su hábitat), de manera que sea posible trazar una estrategia concreta para la recuperación de dicho recurso marino.
Por ahora, el plan hace un llamado a los diversos actores relacionados con la conservación de los océanos para trabajar conjuntamente.
La iniciativa involucra al Parque Marino del Pacífico, el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y la Agencia Alemana de Cooperación Técnica GIZ.
Recurso agonizante. ¿Por qué rescatar estos ecosistemas? Aunque solamente ocupan un 2% del océano, los arrecifes de coral albergan la cuarta parte de todas las especies marinas, incluyendo más de 4.000 tipos de peces.
Además, son barreras rompe olas naturales, evitan la erosión, estabilizan el terreno de las costas, ayudan a producir la arena que forma las playas y constituyen espacios de recreación humana.
Empero, se encuentran en peligro por factores como la sobreexplotación de los océanos, la contaminación y el cambio climático. Este último desajuste, atizado por el fenómeno del Niño, que implica variaciones en la temperatura del Pacífico.
Al estresarse por el calentamiento del agua, los arrecifes coralinos expulsan las algas que los habitan, las cuales les proporcionan los nutrientes necesarios para su sobrevivencia. Este fenómeno, denominado como blanqueamiento, los despoja de sus colores y los convierte en esqueletos de calcio y los deja inservibles.
Costa Rica no escapa de esta realidad. Según el Cimar, en Guanacaste, la cobertura coralina se redujo de un 90% a un 5% en menos de dos décadas, de 1997 al 2015.
Por su parte, en el Pacífico Sur, en sectores como el Parque Nacional Marino Ballena y playa Dominical, el decrecimiento ha sido de un 20% a un 8%.
No obstante, regiones que en el pasado fueron críticas han logrado recuperarse del blanqueamiento de corales. Por ejemplo, la isla del Caño pasó de un 15 a un 30%; el golfo Dulce, de un 8% a un 40%, y la Isla del Coco, de un 10% a un 45%.
¿Cómo ‘sembrar’ corales? En marzo se colocó, simbólicamente, la primera colonia de arrecifes coralinos para cultivo en el acuario del Parque Marino del Pacífico.
Pero, ¿en qué consiste ese proceso? Se extrae del mar una muestra de estos organismos, los cuales se fragmentan, y cada parte se empotra sobre una base de cerámica. Las piezas resultantes se colocan en una parrilla y se sumergen en un estanque, en agua, a una temperatura de unos 29° centígrados, parecida a la del océano del cual provienen.
“Se les controla el agua, se les da una corriente, se les limpia la superficie, se alimentan con microorganismos marinos como rotíferos y artemia (utilizados generalmente en acuicultura). Ahí permanecen hasta que consigan el tamaño y la condición propicia para volver a su hábitat natural”, explicó Jonathan Chacón, académico de la UNA.
Dependiendo de la especie, una colonia podría tardar recuperándose de seis meses a un año, dijo el especialista.
Los corales restaurados, prosiguió Chacón, se implantan de nuevo en el mar, en lugares estratégicos donde no haya contaminación para evitar que vuelvan a blanquearse.
“En realidad, el coral no es un animal, sino una colonia de animales. En cada uno de esos puntitos que tienen, ahí realmente hay un organismo vivo que se va multiplicando. Lo que ocupan es de nutrientes que les da el agua, y esa simbiosis que tienen con las algas es lo que les da los colores”, afirmó Chacón.
Según el especialista, este proyecto, que apenas se encuentra en fase de investigación, los ayudará a definir un protocolo para saber cómo realizar, de la forma más idónea, el proceso de siembra de corales.
La iniciativa se sustenta en la tesis Evaluación de cultivo ex situ de dos especies de corales (Porites lobata y Pocillopora damicornis), de José Andrés Marín, para optar por la licenciatura en Biología de Recursos Marinos y Dulceacuícolas de la UNA.
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