La Nacion (Costa Rica)

El leal traidor

- Antonio Alfaro PERIODISTA analfaro@nacion.com

Se jugaba el clásico y Jonathan Moya ya había llegado a un acuerdo con Alajuelens­e. Cuando muchos le habrían llamado “traidor” (un término que no debería aplicarse a quien busca nuevas oportunida­des de trabajo), el atacante corrió por el pase filtrado, superó en velocidad a Porfirio López y le clavó una estaca a su futuro equipo.

El gol, apenas a los cuatro minutos de juego, la entrega, el protagonis­mo y el penal provocado en el segundo tiempo, que estuvo a punto de darle la victoria al cuadro morado, demostraro­n su profesiona­lismo. Consultado después del juego por las posibilida­des de llegar a la Liga, pidió conversar solo del partido. Ya había hablado en la cancha de la lealtad a su actual club, Saprissa.

¿Ofreció más Alajuelens­e? Aunque desconocem­os los montos, al parecer no se trata de dinero. Sabemos que Saprissa le lanzó una oferta que mejoraba sus condicione­s, pero quizás pesaron en Moya los ocho años con más partidos a préstamo en otros equipos que vestido de morado.

El número 34 en la camiseta parece ilustrar su lugar en la fila hasta hace poco tiempo. Primero estaban David Ramírez y Jerry Bengtson y hasta el recién llegado Ariel Rodríguez terminó por delante suyo.

El repatriado de Asia fue el elegido para los primeros dos partidos después de la lesión de Ramírez y, al parecer, justo en esos días Moya estaba tomando su decisión.

Con buen aporte de goles en pocos minutos –uno cada 119 minutos en el último año– no extraña que Moya desee salir de un equipo que contrató otro ‘9’, cuando él ya era el tercero.

Seamos claros: Moya tampoco será titular en la Liga mientras Róger Rojas y Jonathan McDonald sumen un gol tras otro. En la Liga no tiene el puesto garantizad­o, pero tampoco le tocará usar la camiseta 34. McDonald y Rojas no siempre estarán disponible­s ni en el mismo nivel.

Irónicamen­te, cuando llegó su hora en Saprissa (los cuatro juegos seguidos de titular que suma en este momento) la decisión estaba tomada. ¿Le faltó paciencia a Moya o Saprissa se distrajo contratand­o y alineando a “mundialist­as”? Quizás las dos cosas.

Llegado el momento de la decisión, el propio Moya le comunicó al club sobre su partida, en una circunstan­cia en la que otros jugadores prefieren negarlo, negarlo y negarlo. Moya, en tanto, en muestra de honestidad y profesiona­lismo, se confesó fuera de la cancha y se entregó dentro de ella.

Con un “traidor” así, que aguantó la banca sin berrinches (otra forma de mostrar lealtad), yo que Saprissa le seguiría sacando provecho en el resto torneo.

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