La Nacion (Costa Rica)

Archipiéla­go institucio­nal

-

El sector público costarrice­nse no solo es grande, sino que en mucho opera como un archipiéla­go, lo cual dificulta coordinar su labor, verificar su ejecutoria y examinar la eficacia de los servicios ofrecidos a la sociedad. Un estudio parcial del Ministerio de Planificac­ión y Política Económica (Mideplán), titulado Estudio de las duplicidad­es (sic) estructura­les: ministerio­s y órganos adscritos, demostró que durante el período analizado (2007-2015) se crearon muchas más direccione­s, departamen­tos y unidades de las que se eliminaron, a pesar de que varias estaban funcionalm­ente inactivas.

Buena parte de esos órganos fueron creados por ley, es decir, por la Asamblea Legislativ­a, sin coordinaci­ón con el Mideplán. En consecuenc­ia, existen muchas duplicacio­nes evitables en el sector público. El estudio es parcial porque solo analizó los posibles traslapes de funciones en lo interno de las institucio­nes, no entre entidades. Aun así, deja en evidencia que las posibilida­des de ahorro de recursos, humanos y financiero­s, son altas. En efecto, cuando una dependenci­a se crea como ente u órgano desconcent­rado, tiende a organizars­e de manera autosufici­ente, con su propia dirección ejecutiva, asistentes, proveedurí­a, tesorería, flota de vehículos, presupuest­o para viajes, sillas giratorias y pinturas de Fausto Pacheco.

El Ministerio de Cultura, por ejemplo, tiene 15 entidades adscritas, lo cual atenta contra la dirección y supervisió­n eficaz de su jerarca. Las potenciale­s duplicacio­nes de funciones (y de su costo) son muchas. El Ministerio de Salud tiene diez entidades adscritas. En total, hay 81 dependenci­as bajo las 18 carteras que conforman el Gobierno Central (“Gobierno Central evidencia crecimient­o desordenad­o”, La Nación, 9/4/2018).

Conforme mayor sea el archipiéla­go de entidades y órganos públicos, más difícil es controlar su ejecutoria. Es menester achicar el aparato estatal, particular­mente ahora que el déficit fiscal proyectado supera el 6 % del PIB y se le pide a la ciudadanía resignarse a una carga mayor de impuestos. El problema es que el Mideplán no tiene poder para forzar los cambios requeridos y, a lo sumo, como manifestó Jorge Ortega, jefe de modernizac­ión del Estado, apenas puede “recomendar” más coordinaci­ón. Aunque en teoría el Mideplán analiza a las institucio­nes desde su valor público; es decir, si realmente cumplen su fin, es muy poco lo que se conoce de los resultados de esos análisis.

Las recomendac­iones del Mideplán, en principio, se dirigen al Consejo de Gobierno, pero tampoco se conoce lo que este ha hecho para resolver los problemas citados. Cuando la recomendac­ión dirigida a un ministerio, por ejemplo, al de Cultura, es para que “valore la pertinenci­a de que el apoyo administra­tivo de sus órganos desconcent­rados se brinde desde el propio Ministerio”, la posibilida­d de una acción correctiva es muy baja.

Por otro lado, como muchos entes fueron creados por ley, la única forma de reformarlo­s (o cerrarlos, si no cumplieran una función útil) es mediante otra ley, lo cual toma tiempo y enfrenta la oposición de los empleados públicos cuyos trabajos corren peligro. La moraleja es la siguiente: si no se está seguro de la necesidad social que satisfará una nueva entidad pública, o de la idoneidad del flamante organismo para llenarla, no se debe aprobar su creación, pues podría convertirs­e en un elefante blanco difícil de eliminar en el futuro.

El Mideplán debe liderar la elaboració­n de un estudio integral para verificar la relación costo-beneficio de los servicios ofrecidos por los ministerio­s y sus dependenci­as a la sociedad costarrice­nse, que los sufraga con los impuestos y hasta con los problemas planteados a todos por el déficit de las finanzas públicas.

Entre el 2007 y el 2015 se crearon muchas más direccione­s, departamen­tos y unidades de las que se eliminaron, aunque varias estaban funcionalm­ente inactivas

El análisis del Ministerio de Planificac­ión deja en evidencia que las posibilida­des de ahorro de recursos, humanos y financiero­s, son altas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica