Pruebas de manejo
Las citas para hacer la prueba de manejo se tramitan en línea, en un sitio abierto con ese fin por la Dirección de Educación Vial, pero no es fácil conseguir cupo.
Las licencias de conducir siempre han sido fuente de ganancias ilícitas. Los escándalos periódicos, en algunas oportunidades acompañados de destituciones y enjuiciamientos, parecen ser la norma. El Gobierno Digital, con sus garantías de transparencia, ofrece una esperanza para confrontar situaciones donde la burocracia está en condiciones de exigir un precio para facilitar la vida del ciudadano, pero hasta la digitalización parece haber sido derrotada en este caso.
Las citas para hacer la prueba de manejo se tramitan en línea, en un sitio abierto con ese fin por la Dirección General de Educación Vial, pero no es fácil conseguir un cupo. Las autoridades explican la escasez de citas porque solo cuentan con 37 evaluadores en todo el país, cuando debería haber 70 para dar abasto. Cada evaluador puede hacer 14 pruebas al día y el año pasado hubo 152.000 exámenes. Sin embargo, la limitación de personal no parece afectar a los sitios de Facebook, donde se ofrecen citas por ¢18.000.
Los “gavilanes” de siempre, ubicados en los alrededores de los despachos gubernamentales adonde acuden los ciudadanos para obtener documentos indispensables, ahora tienen contrapartes digitales. En sus páginas electrónicas, publican números de teléfono para recibir consultas por el sistema de mensajería WhatsApp. Por ese medio, los interesados envían su nombre completo, foto de la cédula y comprobante bancario del depósito de ¢5.000 que cobra el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) por el examen.
Con la información en regla, el “gavilán” digital programa la cita y, cuando el cliente lo constata, se espera de él un pronto depósito en cuentas abiertas en varios bancos para mayor comodidad. Si el interesado no paga en 24 horas, se le cancela la cita, lo cual demuestra el absoluto control de los “gavilanes” sobre la prestación del servicio.
El Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) se ha visto en dificultades para impedir el mercado ilícito de citas electrónicas y hasta para confirmar su existencia. Un curioso error cometido, según las autoridades, cuando cambiaron de sistema informático, creó un filtro que borra las direcciones IP desde donde se tramitan las citas. La dirección IP, utilizada para identificar a los usuarios de Internet cuando interactúan con otros sitios, permitiría saber desde dónde se tramitaron las citas y si muchas fueron solicitadas en el mismo lugar.
La auditoría del MOPT hizo una urgente advertencia a la viceministra Liza Castillo por la posible venta de citas para la prueba de manejo mediante las redes sociales. La advertencia nace del enorme número de quejas de usuarios frustrados por la imposibilidad de programar una prueba. Si la obtención de una cita es tan difícil para el ciudadano común, es imposible dejar de preguntarse cómo logran los “gavilanes” acapararlas.
Las citas son “liberadas” periódicamente, en bulto, por las autoridades. Precisamente, la advertencia de la auditoría señala la coincidencia entre las últimas “liberaciones” y los cuestionamientos de los usuarios. Los encargados de informática dicen haber resuelto el problema de las direcciones IP, como lo solicitó también la auditoría, pero los inconvenientes subsistirán mientras se sigan desaprovechando las oportunidades de transparencia ofrecidas por las nuevas tecnologías. Cuando este diario pidió a los encargados informar sobre las direcciones IP desde las cuales se tramitaron citas ahora que es posible identificarlas, alegaron confidencialidad de la información.
Daniel Rodríguez, un usuario frustrado, lamenta la falta de transparencia del sistema. “No dice la cantidad de citas sacadas a concurso ni la hora de inicio. La página no dice nada”. “Tengo más de tres meses de hacer intentos y nada que consigo una cita”, afirma Analive Cordero. En la suma de esas experiencias individuales está la explicación de la percepción de alta corrupción detectada por la Contraloría General de la República en un estudio del año pasado. Allí reside, también, un peligroso y creciente desencanto con el sistema político.
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