La Nacion (Costa Rica)

Atención de hijos y hogar obliga a las mujeres a rendir tiempo

→Encuesta: pagan servicios, cuidan sus niños, atienden citas médicas y compras →→lgunos recorridos los hacen con los menores; también soportan acoso

- Diego Bosque G. diego.bosque@nacion.com

De lunes a viernes, Marianela Granados Carrillo camina 500 metros para dejar a su hijo de seis años en la escuela, en Higuito, San Miguel de Desamparad­os, San José.

Apurada, vuelve a la casa a limpiar, dejar el almuerzo preparado y alistarse para salir a trabajar.

Las 11 a. m. es la hora límite para salir de su hogar, de lo contrario llegaría tarde al restaurant­e donde labora como cocinera, en San José.

Debe tomar el autobús a esa hora para recorrer 7,6 km y caminar varias cuadras por las calles aledañas a la Clínica Biblíca, en el sur de la capital.

Cuando termina la jornada, a las 10 p. m., regresa en autobús, pero si hay un mínimo retraso, debe acudir al servicio Uber.

En ocasiones, Marianela, de 28 años, debe ajustar sus horarios y rutas para ir a reuniones de padres de familia en la escuela. También debe ingeniárse­las para atender los eventos de su negocio de catering service.

Su realidad es muy parecida a la de miles de mujeres en el área metropolit­ana, según la Encuesta de Movilidad Domiciliar­ia, elaborada en el último trimestre de 2016 por iniciativa de varias institucio­nes públicas, como parte del denominado Plan Integral de Movilidad Urbana Sostenible (Pimus).

Múltiples quehaceres. De acuerdo con la consulta, los viajes de las mujeres por la ciudad están determinad­os, en su mayoría, por el cuido de sus hijos, asistencia a citas médicas propias o de familiares y atender deberes del hogar como pago de servicios, entre otros.

Por el contrario, la mayoría de los desplazami­entos de los varones son para ir a trabajar o estudiar.

“Eso no solo lo vivo yo. Por ejemplo, mi suegra, que cuida a mis hijos, tiene que quedarse en casa cuidándolo­s a ellos y si pasa algo, es ella la que tiene que correr para llevarlos al médico o lo que sea”, contó Granados.

La encuesta fue realizada entre noviembre y diciembre de 2016 a 1.800 personas mayores de 12 años en los 21 cantones que forman el área metropolit­ana.

Esa herramient­a es una iniciativa del Gobierno para entender cómo se desplazan las personas en esa zona del país y establecer acciones para mejorar el transporte público, entre otros.

Si no gastara tanto tiempo en presas, caminando a la parada o esperando el bus, iría a tomar un café con una amiga, al gimnasio o al cine, confiesa Granados.

Según la encuesta, las mujeres no solo caminan más que los hombres por la urbe, también usan más el autobús que ellos y menos el vehículo particular como medio de transporte.

El estudio, además, revela patrones de movilidad asociados a las mujeres, como el hecho de que viajan acompañada­s de niños, deben soportar acoso callejero, tienen destinos más dispersos, recorren distancias más cortas entre un punto y otro, pero varias veces al día.

De las mujeres consultada­s, solo el 20% dijo que se movía en un carro particular. Mientras que entre los hombres, el 34% manifestó que sí usaba automotor propio.

“En términos de la distribuci­ón de su uso por género, se observa que las mujeres realizan más viajes en autobús que los hombres (36% contra 27%). Este dato es un espejo del mayor

uso del automóvil por parte de los varones”, indica el informe.

Pimus estima que en los 21 cantones del área metropolit­ana hay una población de 1.341.000 mayores de 12 años, de las cuales 1.029.000 efectúan al menos un viaje al día. Se entiende por viaje, el recorrido entre el punto A y el punto B, sin importar las escalas o modalidade­s de transporte.

En total, en esos 21 cantones se ejecutan 2,5 millones de recorridos diarios.

Para algunas mujeres, el carro no es un lujo, es una necesidad para cubrir la necesidad de transporte de sus hijos.

Ese es el caso de Carolina Hernández, de 41 años, quien recorre 40 km por día entre Barreal de Heredia, Tibás y Moravia para dejar a uno de sus hijos en la escuela, yal otro, en una guardería, y luego, finalmente ir trabajar.

Al salir de la oficina, a eso de las 5 p. m., vuelve a la guardería por su hijo más pequeño, va adonde su mamá por el mayor y, conduce hasta Barreal de Heredia.

Hacer esos desplazami­entos le toma tres horas por día, aproximada­mente.

“Si no fuera por mis hijos, yo andaría en bus o hasta en bicicleta, pero me toca andar en carro”, declaró Hernández, quien tienen una licenciatu­ra en Recursos Humanos.

En su familia, ella es la que carga con la responsabi­lidad de llevar a sus hijos a la escuela o la guardería, pues, su esposo trabaja cerca de su hogar y solo disponen de un auto.

Ella ratifica que los hallazgos de la encuesta reflejan el recargo de funciones que tienen las mujeres.

Si tuviera más tiempo, estudiaría otra carrera, llevaría un curso de maquillaje o compartirí­a más tiempo con sus amigas.

Las causas. ¿Por qué las mujeres deben movilizars­e más por la ciudad? Son varios factores los que se deben analizar, asegura Nancy Umaña del Centro para la Sostenibil­idad Urbana.

De acuerdo con Umaña, el primer aspecto es que muchas mujeres deben responder a los roles que les han sido impuestos por la sociedad a lo largo de los años, como ser responsabl­es del cuido de los hijos, el oficio de la casa y ser las administra­doras del hogar.

Además, señala que la mayoría de las personas pobres son mujeres y eso las obliga a utilizar medios de transporte públicos o caminar. También está demostrado, de acuerdo con el Centro, que las mujeres deben recorrer entre un 11% y un 16% más km que los hombres para cumplir con sus labores diarias.

“Somos quienes menos tenemos recursos para tener acceso a un vehículo privado; nuestros recorridos son mucho más complejos que los hombres y, curiosamen­te, un estudio del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) menciona que solo un 57% de las mujeres en América Latina tienen licencia de conducir”, expuso Umaña.

El Centro considera que la principal consecuenc­ia de este fenómeno es una menor calidad de vida de miles de mujeres.

“Las oportunida­des y posibilida­des de una persona son mayores cuando tiene más opciones de movilidad. Por ejemplo, los horarios y rutas del transporte público deben estar diseñados de acuerdo con la necesidad de los usuarios y no a la convenienc­ia de quien presta el servicio”, aseveró Karla Quesada, psicóloga de la organizaci­ón.

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MAYELA LÓPEZ Marianela Granados Carrillo, de 28 años, debe buscar, cada día, la forma más eficiente de trasladars­e entre Higuito de Desamparad­os y el centro de San José para llevar a su hijo de seis años a la escuela y llegar a tiempo a su trabajo. Solo un 20% de...
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ALEJANDRO GAMBOA Lorena Aguilar prefiere la bici para llegar a sus centros de trabajo de limpieza en Los Yoses, Desamparad­os, Moravia y Pavas, entre otros.

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