Dos Santos quería seguir aun con afición en su contra
Cambios poco acertados, un mal ambiente y últimos resultados le costaron el puesto
Acostumbrado a dar algún consejo, estar en un segundo plano para acuerpar al técnico o tener a cargo la preparación física, pero nunca a tomar las decisiones, ser el responsable de planificar ni leer lo que ocurre y ajustar sobre la marcha.
Así asumió Nicolás dos Santos a Alajuelense y, al final, sus limitaciones tácticas quedaron evidenciadas.
Dos Santos tuvo una primera fase aceptable en el Clasura 2018, luego de clasificar a los erizos después de un año fuera de la cuadrangular y acceder como terceros. Aun así, sufrió traspiés importantes a nivel estratégico.
Entre ellos, los nueve cambios contra Pérez Zeledón y no reaccionar y reacomodar sus fichas en los dos clásicos; en el primero (derrota 3-1), al verse sorprendido con la inclusión como estelar de Marvin Angulo y no saber cómo anularlo, mientras que en el segundo (3-3), se mostró ayuno de acciones al ver a Jerry Bengtson como volante y a Jonathan Moya de centrodelantero.
En las restantes fechas, pudo sortear la mayoría de dificultades, pero fue predecible por recurrir casi siempre a los mismos cambios: Allen Guevara y Pablo Gabas.
Segunda fase. En la cuadrangular, el uruguayo agravó sus falencias en el libreto táctico.
Al tener un 3-0 a favor frente al Saprissa, sacó a Luis Garrido de la contención e hizo ingresar a José Luis Cordero, quien ha mostrado un bajo nivel a lo largo del Clausura. Además, relevó al goleador Róger Rojas para replegarse con Pablo Gabas. Todo esto derivó en un 3 -3 catastrófico para Dos Santos.
Ante Santos, falló su lectura al quedarse con un hombre más, al 32’, pues retiró a Jake Beckford, cuando lo razonable era colocar otro delantero y obligar a los santistas a quedar mano a mano en defensa.
Además, le dio un golpe moral a Patrick Pemberton al dejarlo en el banquillo.
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