La Nacion (Costa Rica)

Combatir la violencia desde las municipali­dades

- Carlos Loría Chaves

Costa Rica finalizó el 2017 con la tasa más alta de muertes violentas por cada 100.000 habitantes en su historia. A propósito de esta preocupant­e situación, Michael Soto, designado próximo ministro de Seguridad, en declaracio­nes publicadas por La Nación, el pasado 27 de abril, “aboga por reducir los crímenes y bajar el índice de criminalid­ad mediante una política de coordinaci­ón entre institucio­nes, enfocada en la prevención y en el ámbito social”.

Considero esas declaracio­nes sumamente atinadas, pues para que efectivame­nte se logre reducir la alta violencia, tanto a mediano como a largo plazo, requerimos entender que la insegurida­d no sube exponencia­lmente de un momento a otro; es producto de una serie de condicione­s que van generando más riesgo de que personas, especialme­nte las más jóvenes, se dediquen a actividade­s delictivas y a comportars­e más violentame­nte.

Nos cuesta mucho comprender cómo al mismo tiempo que la población carcelaria en América Central y la República Dominicana fue creciendo, los índices de violencia aumentaron con más fuerza. Creyeron que “sacando de la sociedad” a los malhechore­s se arreglaría el

problema; debemos comprender que, así como la tierra no va a ser fértil con solo arrancar la yerba, se debe trabajar en las fuentes que hacen que la violencia no permite que “reine la paz”.

Estrategia social. Tiene razón Soto, con su experienci­a como subdirecto­r del OIJ, al indicar que en otros países han bajado los índices de criminalid­ad con estrategia­s no necesariam­ente policiales, sino enfocadas en lo social: evitar la violencia estructura­l con deporte, cultura, teatro, eso es lo que tenemos que hacer, obviamente sin descuidar la presencia policial, vigilancia, etcétera"; sin embargo, le faltó indicar que la mejor instancia para liderar esos procesos en los territorio­s es el gobierno municipal.

Al gobierno nacional le correspond­e dictar la política general, fijar prioridade­s y estrategia­s como las indicadas por el próximo jerarca de la seguridad pública costarrice­nse, pero las acciones en los cantones deben efectuarse autónomame­nte, de manera coordinada y en plena colaboraci­ón, bajo la convocator­ia y liderazgo de las autorida- des municipale­s, con amplia participac­ión de todas las institucio­nes y todos los sectores (sociales, comunitari­os, religiosos, académicos y empresaria­les) que aportan o pueden contribuir a atender factores de riesgo que si no son tratados adecuada y oportuname­nte será imposible revertirlo­s después.

En ese trabajo local en que confío plenamente, porque la experienci­a internacio­nal así lo muestra, se requiere también la participac­ión de nuestra Guardia Civil, que ahora tendrá mejor relación con la Policía Municipal, gracias a que el pasado 23 de abril el presidente de la República sancionó la ley de fortalecim­iento de dicho cuerpo policial.

Las manifestac­iones artísticas han demostrado eficacia para prevenir la delincuenc­ia

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