Saprissa y la Liga devuelven el sabor a la cuadrangular
Rojinegros detienen, 1 a 0, al puntero Herediano; morados golean, 4 a 2, al atrevido Santos Ventaja del Team se reduce a solo dos puntos
Los futbolistas manudos entrelazan sus brazos y arman un semicírculo, la típica charla técnica está por comenzar y en el centro, en medio de todos los jugadores, irrumpe la figura de Patrick Pemberton con gestos efusivos y gritos, a solo segundos de que suene el primer pitazo del duelo; 95 minutos más tarde sonreiría el portero, como si estuviera de vuelta, después de semanas angustiantes.
El regreso de Patrick, en el banco frente a Santos, fue la señal más evidente de Luis Diego Arnáez. No había tiempo para grandes ajustes tácticos. Con tres días, la Liga apostó a la vieja escuela, con su criticado guardavallas mundialista en lugar del novato Adonis Pineda.
Sin José Luis Cordero (solo Nicolás dos Santos no veía necesario banquearlo) y con Daniel Villegas, que tal parece se destapa cada vez que enfrenta al Herediano. Abdiel Arroyo –se vio poco– fue la otra novedad y José Salvatierra a perfil cambiado.
Los cambios sí dieron un giro radical en el equipo erizo; ingresaron hombres relegados y sin oportunidad alguna de mostrarse con el último estratega.
No hubo grandes ajustes en el librillo. El Team se replegó, a razón de la necesidad manuda de salir al frente. Después apareció
el gran táctico del fútbol: el gol. Un cobro de penal, cuando Villegas penetró al área y recibió un ligero empujón de Rándall Azofeifa, le permitió a Róger Rojas abrir la cuenta al 13’.
La anotación cambió la historia del juego. Obligó a Herediano a proponer, un argumento que le costó de más, después de ir ganando de primero en todos los juegos de la cuadrangular, que parecía liquidada.
Resintió el equipo de Jafet Soto la falta de punch y de profundidad en el último cuarto de cancha. La Liga repelió los embates con un ordenado esquema, se dispuso a correr, a recortar cada jugada con diagonales precisas y con un pundonor típico de los equipos que cambian de entrenador aspirando a dar un golpe emocional que les devuelva el ánimo para pelear.
Lo consiguió Arnaéz, que resucitó a Yuaicell Wright y a Freddy Álvarez, este último de buen ver en el epílogo del juego, cuando impulsó tres contragolpes y retuvo la pelota en el cierre, ante el apuro por amarrar la victoria y seguir en la guerra.
El mérito de Alajuelense recae sobre el colectivo, dispuesto a emplearse a fondo para verse ordenado y cambiar la cara.
A diferencia de los dos primeros juegos, cuando dejó ir un 3 por 0 a favor ante Saprissa y perdió 0 por 1 ante el Santos, en esta ocasión no perdió la compostura en ningún momento. La mayoría de cambios le dieron resultados a Arnáez, ante la frustración de los jugadores rojiamarillos, molestos por el penal pitado por Ricardo Montero.
Otra vez, la Liga le hace la vida imposible al Team, tal como sucedió en la fase regular. ■