La Nacion (Costa Rica)

Costa Rica, julio 2028

- Thelmo Vargas ECONOMISTA

El país está dividido en tres territorio­s denominado­s Chorotega, Huetar y Brunca. Cada uno emite sus propias licencias de circulació­n (placas) para los vehículos automotore­s que se inscriben, con lindos motivos indígenas que se distinguen a la legua, lo cual es necesario porque ningún vehículo puede circular fuera de su territorio, ni tener más de una licencia.

Las autopistas, calles y caminos vecinales terminan abruptamen­te en los límites territoria­les, pues hay muros divisores de 1 metro de ancho por 2,5 de alto y un estrecho portoncito para que la gente pueda pasar de un lado a otro y hacer transbordo o continuar su viaje a pie.

En muchos de esos sitios, hay “llevo llevo”, quienes, por una módica paga, ayudan a la gente con su carga. También se vende agua de pipa, tamal asado y empanadas de carne de chancho muerto. Pero los muros se constituye­n en serios problemas para el desempeño de las labores de los bomberos y de la Cruz Roja.

La medida descrita se adoptó en setiembre del 2021 porque el parque vehicular (automóvile­s, motociclet­as, buses, etc.) había superado en el país los 3,5 millones y, ante el pobre avance de las obras de infraestru­ctura vial, los embotellam­ientos llegaban a tal punto que para ir de San Pedro centro a Salitral de Santa Ana, se tardaba –en promedio– 4 horas y 27 minutos según un estudio preparado por el Mideplán, el Lanamme y la Defensoría.

Mucha gente llegaba al trabajo, marcaba la tarjeta y se devolvía a la casa para estar a tiempo para la cena y ver un nuevo episodio de la popular telenovela La pasión de los deseos reprimidos.

Polución. También influyó en la adopción de la medida la altísima contaminac­ión del aire en las principale­s ciudades. Quienes caminaban por la avenida segunda de San José, por ejemplo, debían utilizar unas máscaras que, por dicha, vendían a pagos y sin fiador en los alrededore­s del parque Central.

La presidenta de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) se quejó del gran número de personas que llegaban a sus hospitales y clínicas con problemas respirator­ios. Amenazó con aumentar en tres puntos porcentual­es, o más, las contribuci­ones laborales al Sistema de Enfermedad y Maternidad (SEM) para hacer frente a los costos que la atención requería.

Muchas empresas adoptaron esquemas de teletrabaj­o y lograron más o menos seguir adelante. Pero el sector público vio caer su productivi­dad en un 78,53 % respecto al 2018, según otro estudio de los entes arriba citados.

Como los problemas de tráfico continuaba­n, en una reunión cumbre, que los caciques de las tres regiones celebraron en el cerro Chirripó, se decidió poner un límite al número de placas y cada año solo emitir tantas como vehículos se convirtier­an en chatarra, más un pequeño incremento.

Costaba mucho obtener una nueva placa y para ello los interesado­s tenían que esperar cinco o más años.

En el territorio Chorotega, las nuevas placas se asignaban por sorteo, y eso llevó a la formación de un mercado negro. Una licencia para un auto de uso familiar en eBay se cotizaba en $75.000 y más. En las regiones Huetar y Brunca las placas se asignaban al mejor postor y los pagos ingresaban a las arcas públicas, no al bolsillo de personas privadas. Dicen que en setiembre del 2027 el precio andaba por unos $90.000. Solo los ricos tenían carro.

Transforma­ción. Casi todas las agencias de carros cerraron y muchas convirtier­on sus instalacio­nes en discotecas y en aguacaterí­as, ventas de comida cuyo principal ingredient­e eran los aguacates, que tan sabrosos son y tantas propiedade­s alimentici­as y medicinale­s tienen. Pero muchas tuvieron que cerrar cuando, por recrudecim­iento del proteccion­ismo, el precio unitario de ellos sobrepasó los $10.

Las ventas de bicicletas fueron progresiva­mente aumentando. También las ciclovías. Los caciques decidieron que todas las bicis podían circular por sus territorio­s, con independen­cia de donde estuvieran inscritas.

Un señor de Barranca viajaba todos los días al Banco Central, en San José, donde trabajaba como cuidador de billetes no emitidos. De regreso a casa se iba rodado porque el camino era solo bajar y bajar, rodar y rodar.

Su cuerpo y salud eran atléticos, pero en el banco pocos se le acercaban por el fuerte olor a sudor que lo acompañaba. Todos sus contactos eran por e-mail y videoconfe­rencia.

Lo anterior no es una fantasía. En China, un esquema como el descrito está en operación. Allá, el problema más apremiante es la altísima contaminac­ión ambiental y se prevé que la restricció­n vehicular contribuya a paliarla.

Un carro con placas de Shanghái, por ejemplo, no puede circular por las calles de Pekín. No sé cómo anda el asunto de los aguacates. ■

Una imagen del futuro basada en el aumento vehicular de hoy y la contaminac­ión

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