Mecánico asesinado murió en brazos de su hermano
→Ladrones trataron de encerrar a joven, pero este forcejeó y resultó herido de bala
→Cliente del joven se salvó, pues el arma con que lo apuntaron se encasquilló
Luis Paulino Marín Aguilar, el mecánico de 24 años asesinado la noche del lunes en un asalto, caminó herido hacia las afueras del taller para pedirle ayuda a su hermano. Murió en sus brazos.
Así lo narró su padre, Claudel Marín, la mañana de este martes, mientras recibía las condolencias de vecinos y amigos frente al local donde trabajaba el muchacho, en Llorente de Tibás, San José.
Los asaltantes sorprendieron al mecánico cuando atendía a un médico, quien llegó a recoger su motocicleta, que estaba en reparación.
Al parecer, los hombres intentaron encerrar a Marín en un baño, pero este se resistió y forcejeó. El padre cree que el muchacho temía que ingresaran a la vivienda, donde estaban su hermano y su hermana.
Cuando sonó la detonación, la hermana salió por una puerta que da al taller y su hermano Emilio, por la puerta principal. Fue este último el que topó a Luis, quien lo abrazó para luego quedar sin conciencia.
La bala lo impactó en el hombro y le tocó una arteria.
Según familiares, la Cruz Roja tardó en llegar, y aunque ellos le movían las piernas y le pedían que resistiera, no lo logró.
Arma encasquillada. Entre tanto, el cliente se salvó casi de manera milagrosa.
Luego de que los delincuentes huyeran, el médico contó al padre del mecánico que él también estuvo a punto de morir.
Según el relato que le hizo a Marín, uno de los sospechosos le dijo al médico: “Mi hermano, lo siento, pero usted también tiene que irse”.
En ese momento, apuntó hacia él y accionó el gatillo; sin embargo, el arma se encasquilló.
De seguido, los dos delincuentes abordaron el auto Honda Civic negro en que llegaron y salieron chillando llantas.
Lo único que se llevaron fue un teléfono de marca iPhone del médico.
La familia confía en que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) encuentre información en las cámaras de vigilancia que hay en el barrio, y que estas los ayuden a dar con los asesinos de Luis Paulino.
La esposa del mecánico, Katherine Araya Rosas, afirmó que Paulino nunca había recibido amenazas.
“Me partió el alma lo que le hicieron. Son malos. Lo que espero es que las autoridades encuentren a los que hicieron esto, que los agarren. Él era bueno”, expresó Araya.
Según la muchacha, la pasión del joven eran las motos.
Ella cree que el lunes aprovecharon para entrar al taller porque el portón estaba entreabierto. Además, contó que nunca antes habían sufrido robos.
La muchacha, de 22 años, lo describió como un buen hombre, muy amoroso y un buen papá. Deja una hija de dos años.
Amante de las motos. Luis Paulino era el segundo de tres hermanos. Había sacado su título de mecánico en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y después pidió ayuda a su padre para instalar un pequeño taller en el patio de la casa.
Aunque al principio hubo quejas de los vecinos por el ruido que se hacía al probar los vehículos, luego Luis Paulino les pidió a los clientes no acelerar fuerte en la zona y así pudo seguir con el taller, que instaló hace año y medio.
Era experto en motos BMW, ya que trabajó en esa agencia durante un año.
Su padre le ayudó a montar el negocio y, poco a poco, consiguió herramientas y fue haciendo su clientela. “Él hacía los trabajos con mucho amor, porque era un enamorado de las motos. No le gustaba la mecánica del automóvil, solo la de motos”, narró el papá.
El mismo lunes en que fue asesinado, había ido a Orotina a traer la motocicleta de un cliente. Había viajado en la moto de su padre con un ayudante.
Claudel Marín pasó en la noche a recoger su motocicleta y esa fue la última vez que lo vio con vida. A las 6:30 p. m. se despidieron y, dos horas después, su hija menor lo llamó para decirle que llegara rápido al taller porque algo había sucedido.
El funeral del mecánico será hoy miércoles a las 11 a. m. en la parroquia de Tibás.
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