La Nacion (Costa Rica)

El fin de un paradigma de reclusión y exclusión

- Roberto López Core

El reportaje “Hospital Psiquiátri­co pone candado a su centenario asilo” (La Nación, 8/4/2018) destaca la reforma del modelo asistencia­l de los trastornos mentales severos y persistent­es, en operación durante los últimos años en el Hospital Nacional Psiquiátri­co.

El 23 de abril se llevó a cabo el acto histórico de la clausura del “asilo”, es un hecho relevante que pone fin a un paradigma de reclusión y exclusión, encierro de seres humanos sin esperanza, agujero negro donde se depositaba a seres humanos de por vida.

La clausura, acompañada de la alternativ­a de inclusión social de esas personas, es congruente con el reconocimi­ento de sus derechos humanos y civiles, es decir, a vivir en el medio familiar o comunitari­o y ser incluidos en la sociedad, después de pasar por un proceso de rehabilita­ción psicosocia­l y haber vencido la resistenci­a de algunos profesiona­les, aferrados a un modelo de atención ya superado, como es el asilo.

La Política Nacional de Salud Mental 2012-2021 destaca la superación del modelo asilar y propone desplazar el eje de la atención de la salud mental del Hospital hacia la atención en la comunidad.

Este cambio no brinda la solución a otros usuarios objeto de salud mental, como las personas con trastornos mentales y conflictos con la ley, separados del hospital en julio del 2010 para cumplir una orden de la Sala Constituci­onal. Durante décadas, la convivenci­a de estas personas con trastornos mentales y quienes presentaba­n, además, conflictos con la ley, en las instalacio­nes del Hospital, resultó inconvenie­nte, peligrosa y amenazante para personas disminuida­s mentalment­e.

Ni asilo ni cárcel.

Ante esta situación, surgió como opción, en el 2010, el Centro de Atención para Personas con Enfermedad Mental y Conflictos con la Ley, cuyo acrónimo en este momento es Capemcol, para hacer la separación de las poblacione­s. Con el pasar de los años, a raíz de otros acontecimi­entos en el hospital, fuimos procesando ideas sobre la temática y concluimos que el hospital psiquiátri­co, acorde con los tiempos actuales, no debe ser “ni asilo ni cárcel” (R. López, La Nación, 20 de abril del 2009).

El “lema” toma especial relevancia en estos momentos. Al desocupars­e varios “pabellones” en el hospital y no contar Capemcol con las condicione­s físicas deseables para funcionar como centro de contención, de salud mental y reclusión penitencia­ria de personas referidas por los jueces, se ha proyectado la remodelaci­ón del área clausurada del asilo para albergar, de forma separada, pero contigua, el Centro en La Uruca, en una antigua nave industrial alquilada por la CCSS, por un monto entre ¢17 millones o ¢18 millones mensuales, mucho dinero porque será por diez años.

Las autoridade­s competente­s del Hospital han manifestad­o, enfáticame­nte, contar con la aprobación de las autoridade­s salientes de la CCSS y que este Centro se instale próximamen­te en el hospital psiquiátri­co, con las remodelaci­ones y los ajustes necesarios para unas “instalacio­nes físicas carcelaria­s”.

A un sector importante de funcionari­os, conocedore­s del tema, les alarma. Incluir un sistema carcelario en un hospital se constituye en una amenaza y en un retroceso si se toman en cuenta las reformas emprendida­s, acordes con los lineamient­os de la Política Nacional Salud Mental 2012-2021.

Diferencia­s de criterio.

En el 2009, los jerarcas de la CCSS asumieron sin restricció­n ese compromiso y contaron con el aporte de oficiales de la Policía Penitencia­ria, acorde con el voto de la Sala Constituci­onal (2009).

Ante las diferencia­s de criterio, surge la gran pregunta: si deben estar separadas las poblacione­s, ¿dónde debe ubicarse el Centro? Si tomamos en cuenta cómo está evoluciona­ndo el hospital, no se escaparía de la crítica si tuviera, dentro de sus instalacio­nes, una “cárcel”.

Pero sí se valoraría muy positivame­nte si una cárcel tuviera un módulo para atender las necesidade­s de salud mental de los internos y de las personas que llegan del medio social, enviados por jueces, como indiciados o como medidas cautelares.

Una tercera opción sería, fuera de ambas institucio­nes, como existe, pero con las condicione­s físicas adecuadas, acorde con los tiempos, como apunta el expediente 20.235, en curso en la Asamblea Legislativ­a, Proyecto de Atención a las Personas con Enfermedad Mental en Conflictos con Ley, que se encuentra en proceso de revisión en el departamen­to de servicios parlamenta­rios. Debe dársele seguimient­o.

La clausura del asilo en el Hospital Psiquiátri­co es congruente con los derechos humanos

El autor es jefe del Servicio de Psicología Clínica del Hospital Nacional Psiquiátri­co.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica