La Nacion (Costa Rica)

Ejes y acción

- Eduardo Ulibarri correo: radarcosta­rica@gmail.com twitter: eduardouli­barr1

En su discurso al asumir la presidenci­a, Carlos Alvarado sintetizó un pasado, planteó prioridade­s, definió una metodologí­a y señaló un horizonte.

Su relato histórico estuvo meticulosa­mente apegado –incluso en los benignos mitos– al que resuena en la mente de casi todos los costarrice­nses y genera identidad colectiva. Fue un acierto como estímulo al sentido de unidad y de misión compartida que movió su retórica; también, para fundamenta­r ese rasgo a menudo olvidado de nuestra evolución: la voluntad de innovación y cambio hundida en raíces y valores compartido­s. En esto afincó su gran llamado: “¡Volvamos a ser excepciona­les!”

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Comparto plenamente sus siete “ejes de acción”: impulsar una educación pertinente y de calidad, fortalecer la seguridad ciudadana con políticas integrales, ampliar el abordaje y la eficiencia en los servicios de salud, fortalecer el balance entre ambiente y desarrollo, mejorar la movilidad e infraestru­ctura pública, generar empleo y bienestar con atención a las diferencia­s territoria­les y recuperar la estabilida­d fiscal. Sobre ella, alertó, “el tiempo está a punto de agotarse”. Es cierto.

Y como herramient­as para la acción general prometió prudencia, valor, diálogo, y “seguimient­o feroz”. Los necesitamo­s.

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¿Qué faltó? Primero, referencia­s claras, no implícitas, a dos factores clave de la política pública: el crecimient­o económico y las relaciones exteriores. Segundo, traducir sus prioridade­s generales (al menos algunas) a metas, propuestas y plazos más concretos. La primera omisión quizá se deba a descuido; no creo que Alvarado desdeñe la necesidad de crecer y articular una sólida política internacio­nal. La falta de detalles sobre sus “ejes”, en cambio, sí me la explico: su debilidad política frente a la gran dispersión partidista y los grupos de interés con alto poder de influencia lo obliga a realizar amarres antes de impulsar la acción.

La prudencia presidenci­al, la composició­n del gabinete y los primeros contactos con las fracciones legislativ­as generan optimismo sobre lo que podría venir y cuándo. Pero no pensemos en una luna de miel muy larga: en algún momento deberá ir más allá de “lo que nos une” (noción vaga reiterada en su discurso) para impulsar lo que necesitamo­s, aunque genere fricción. Será una gran prueba. Suerte.

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