Recuerdos de Daniel Gallegos
NESCRITOR
Si Steve Jobs nos cambió la manera de escuchar música, Reed Hastings es su equivalente en la forma como consumimos televisión. Gracias a él, ya Tokio, Denver, Río o Berlín no son solo ciudades, son también personajes de su reciente y exitosa producción La casa de papel. De su historia empresarial que marca el inicio de una nueva tendencia, se despliegan grandes lecciones.
Cuenta la leyenda que Hastings ideó el concepto a raíz de una alta multa por la pérdida o devolución tardía de la película Apolo 13 a su video club. En aquel entonces, la astronómica suma de $40. Su malestar lo impulsó a crear una empresa donde la renta de DVD se hiciera por correo, aumentando su período de uso de 24 y 48 horas a una semana. Primera lección: las buenas ideas están en todas partes, incluso en una mala experiencia.
Usando el correo de los Estados Unidos, una simple bolsa roja y un catálogo de 1.000 películas, la idea se convirtió en un éxito y evolucionó a un sistema de suscripciones mensuales, concepto que aún mantiene, lo cual lo blinda frente a cuestionamientos de privacidad que enfrentan otras empresas.
Conocedores de su escasa oferta, abordaron al líder Blockbuster para una alianza estratégica, empresa que no les prestó atención. Hoy Blockbuster prácticamente ha desaparecido en tanto Netflix brilla con más de 100 millones de abonados en 190 países y es uno de los líderes en su nicho, plataforma de streaming. Segunda lección: no ignorar nuevos operadores.
En su vigésimo aniversario, Netflix ha empezado a producir su propio contenido con éxitos como La casa de papel, House of Cards, ganadora de varios Emmys y Globos de Oro, y su primer óscar con su documental Ícaro.
Otro cambio revelador es que estrellas como Wright, Kidman, Witherspoon y Streep vuelven a la pantalla chica otrora impensable y visto como un retroceso en la carrera.
Como todo cambio no siempre es aceptado, el Festival de Cannes rechazó producciones que no hubiesen sido exhibidas en las tradicionales salas de cine, a mi juicio la lección número tres, esta será una decisión insostenible en el tiempo.
La mejor lección de todas es cuán poderoso resulta el binomio innovación y tecnología, lo que reafirma la necesidad de invertir más en educación, en STEM y en I+D+I.
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