¿Está agotado nuestro modelo de desarrollo?
La brecha entre poblaciones exige un análisis de nuestro modelo productivo
Alo largo del siglo pasado, Costa Rica aplicó diferentes modelos de desarrollo: el agroexportador, la industrialización por sustitución de importaciones y, finalmente, nos rige desde hace más de tres décadas el conocido como “promoción de exportaciones”.
Cada uno de ellos fue respuesta a diferentes condiciones. El modelo de promoción de exportaciones el país lo puso en práctica buscando soluciones a una de las peores crisis económicas en su historia.
A medidos de la década de los 80, el aparato productivo costarricense, a pesar de haber pasado por un proceso de industrialización, era poco competitivo y contaba con un bajo nivel de internacionalización, resultado de la poca productividad y agregación de valor de los diferentes sectores.
Ante esta situación, Costa Rica emprendió una vigorosa estrategia de atracción de inversión extranjera directa, cuyo resultado ha sido muy exitosa; ha crecido desde 1980 a una tasa media anual del 17 %.
La estrategia vino acompañada de una serie de tratados comerciales con otros países. Según el Ministerio de Comercio Exterior, contamos con un total de 14 diferentes convenios, 150 mercados de destino, más de 4.000 productos exportables y 2.392 empresas exportadoras.
Clave. Esta decisión ha sido clave para el crecimiento comercial y económico del país y en tres décadas ha alcanzado una tasa media de crecimiento anual, tanto de exportaciones como del PIB, cercana al 6,5 % y 5 %, respectivamente.
El esfuerzo por integrar el país cada vez más a los mercados internacionales ha tenido un alto costo, pues Costa Rica, actualmente, cuenta con una economía altamente polarizada, en la cual existen importantes brechas en términos de productividad y competitividad, tanto sectoriales como regionales, fenómeno que se refleja en las grandes disparidades de los niveles de desarrollo económico entre las diferentes regiones del país.
Dicha dualidad también se ve en términos sociales porque la desigualdad medida por el coeficiente de Gini presenta cada vez mayores brechas, donde el porcentaje de hogares pobres, a pesar del crecimiento económico del país, permanece desde hace más de dos décadas en el orden del 20 %.
Esta realidad se debe a que Costa Rica no generó políticas para fortalecer la productividad de los diversos sectores nacionales, con el fin de que estos pudieran encadenarse a la inversión proveniente del extranjero, y parece haber no solo descuidado el sector productivo nacional, sino también pilares clave para la productividad, como lo son infraestructura y educación.
Falta de planificación. El modelo de desarrollo ha carecido de planificación, lo cual ha generado una concentración de las firmas en el centro del país, y, como consecuencia, las zonas periféricas presentan una dinámica económica muy baja, situación claramente reflejada en los índices de desarrollo social cantonal.
La concentración productiva ha traído consigo un fenómeno migratorio de la periferia hacia el centro del país, presionando los recursos naturales, generando altos niveles de contaminación y una reducción en la calidad de vida de una buena parte de su población.
Por lo anterior, repensar el modelo de desarrollo producti- vo necesario para Costa Rica se torna en un asunto fundamental, para lo cual es imprescindible el apoyo y la participación de todos los actores económicos, públicos, privados y académicos, así como de la sociedad civil, a fin de construir una ruta a largo plazo para sacar al país del subdesarrollo.