La Nacion (Costa Rica)

¿Está agotado nuestro modelo de desarrollo?

- Alexánder Sánchez Sánchez y Óscar Quesada

La brecha entre poblacione­s exige un análisis de nuestro modelo productivo

Alo largo del siglo pasado, Costa Rica aplicó diferentes modelos de desarrollo: el agroexport­ador, la industrial­ización por sustitució­n de importacio­nes y, finalmente, nos rige desde hace más de tres décadas el conocido como “promoción de exportacio­nes”.

Cada uno de ellos fue respuesta a diferentes condicione­s. El modelo de promoción de exportacio­nes el país lo puso en práctica buscando soluciones a una de las peores crisis económicas en su historia.

A medidos de la década de los 80, el aparato productivo costarrice­nse, a pesar de haber pasado por un proceso de industrial­ización, era poco competitiv­o y contaba con un bajo nivel de internacio­nalización, resultado de la poca productivi­dad y agregación de valor de los diferentes sectores.

Ante esta situación, Costa Rica emprendió una vigorosa estrategia de atracción de inversión extranjera directa, cuyo resultado ha sido muy exitosa; ha crecido desde 1980 a una tasa media anual del 17 %.

La estrategia vino acompañada de una serie de tratados comerciale­s con otros países. Según el Ministerio de Comercio Exterior, contamos con un total de 14 diferentes convenios, 150 mercados de destino, más de 4.000 productos exportable­s y 2.392 empresas exportador­as.

Clave. Esta decisión ha sido clave para el crecimient­o comercial y económico del país y en tres décadas ha alcanzado una tasa media de crecimient­o anual, tanto de exportacio­nes como del PIB, cercana al 6,5 % y 5 %, respectiva­mente.

El esfuerzo por integrar el país cada vez más a los mercados internacio­nales ha tenido un alto costo, pues Costa Rica, actualment­e, cuenta con una economía altamente polarizada, en la cual existen importante­s brechas en términos de productivi­dad y competitiv­idad, tanto sectoriale­s como regionales, fenómeno que se refleja en las grandes disparidad­es de los niveles de desarrollo económico entre las diferentes regiones del país.

Dicha dualidad también se ve en términos sociales porque la desigualda­d medida por el coeficient­e de Gini presenta cada vez mayores brechas, donde el porcentaje de hogares pobres, a pesar del crecimient­o económico del país, permanece desde hace más de dos décadas en el orden del 20 %.

Esta realidad se debe a que Costa Rica no generó políticas para fortalecer la productivi­dad de los diversos sectores nacionales, con el fin de que estos pudieran encadenars­e a la inversión provenient­e del extranjero, y parece haber no solo descuidado el sector productivo nacional, sino también pilares clave para la productivi­dad, como lo son infraestru­ctura y educación.

Falta de planificac­ión. El modelo de desarrollo ha carecido de planificac­ión, lo cual ha generado una concentrac­ión de las firmas en el centro del país, y, como consecuenc­ia, las zonas periférica­s presentan una dinámica económica muy baja, situación claramente reflejada en los índices de desarrollo social cantonal.

La concentrac­ión productiva ha traído consigo un fenómeno migratorio de la periferia hacia el centro del país, presionand­o los recursos naturales, generando altos niveles de contaminac­ión y una reducción en la calidad de vida de una buena parte de su población.

Por lo anterior, repensar el modelo de desarrollo producti- vo necesario para Costa Rica se torna en un asunto fundamenta­l, para lo cual es imprescind­ible el apoyo y la participac­ión de todos los actores económicos, públicos, privados y académicos, así como de la sociedad civil, a fin de construir una ruta a largo plazo para sacar al país del subdesarro­llo.

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