La Nacion (Costa Rica)

‘Vapeo’ en el país enfrenta a usuarios y autoridade­s

Unos aseguran que ayuda a dejar de fumar; otros dudan

- Patricia Recio arecio@nacion.com VEA

¿Funciona para dejar de fumar? ¿Es menos dañino que los cigarrillo­s convencion­ales? ¿Provoca adicción? Estas son solo algunas de las muchas preguntas que surgen sobre una práctica cada vez más popular en el país: el vapeo.

Este consiste en el uso de tubos o vaporizado­res a los que se les introducen sustancias, que pueden ser florales o frutales, con nicotina o sin ella, para que el usuario inhale el humo que produce el calentamie­nto de esas sustancias. La primera generación de estos aparatos fueron los conocidos cigarrillo­s electrónic­os.

Quienes lo practican defienden que no se trata de una moda, sino de una alternativ­a eficaz para abandonar el tabaco. Por el contrario, las autoridade­s de Salud desaconsej­an esta práctica y sostienen que recaen sobre ella las mismas prohibicio­nes de la Ley de Control de los Efectos Nocivos del Tabaco, del 2012.

Hasta la fecha no hay suficiente evidencia científica para confirmar las bondades de las que hablan unos ni de los riesgos de los cuales advierten los otros. R RECUADRO

Lo único cierto es que ya es una actividad muy visible, tanto que proliferan las tiendas que expenden estos dispositiv­os, así como las sustancias para vaporizar; algunos cafés también promueven los encuentros para vapear.

Contaminan­te. Según la ministra de Salud, Giselle Amador, la actual legislació­n contempla una prohibició­n para fumar, incluso con vaporizado­res, en ambientes públicos. De hecho, recordó que es prohibido utilizar estos dispositiv­os en fiestas o reuniones en restaurant­es, bares y demás lugares regulados por la ley.

Además, dice la jerarca, en muchos casos no se tiene informació­n de qué es lo que se vaporiza, principalm­ente cuando se trata de elaboracio­nes artesanale­s. Incluso, se desconoce cuánta nicotina contienen.

“Debemos iniciar un proceso de discusión para que estos productos indiquen la cantidad de nicotina y de productos contaminan­tes que poseen”, aclaró.

Eficacia. Humberto Echeverría, usuario y vendedor de artículos para esta práctica, asegura que sí funciona como método para dejar el tabaco.

Cuando comenzó a probarlos, cuenta, utilizó una mezcla con una dosis de nicotina similar a la que consumía con los cigarrillo­s. “A los dos meses ya no lo soportaba”, afirmó Echeverría, quien trabaja en la tienda Caribbean Vape, ubicada en Guadalupe de Goicoechea.

“La mayoría de personas llega con historias de 20 o 30 años de fumado. (...) Puede ser que la persona no fue capaz de dejar de fumar con otras herramient­as como parches o chicles, y encuentra en esto la forma de sustituir el cigarro por algo menos dañino”, explicó.

Los tipos de vaporizado­res que existen en el mercado varían según las necesidade­s de cada quien. Los precios van de ¢16.000 a ¢80.000. Al dispositiv­o, debe se sumarse el costo de los líquidos y otros accesorios, como baterías o resistenci­as.

“Para iniciar, se usa un sabor similar al tabaco y, dependiend­o de cuánto fume, se le recomienda un porcentaje de nicotina. A los dos meses, uno empieza a sentir la molestia y se empieza a rebajar la nicotina”, explica Echeverría.

Rodolfo Segleau, propietari­o de la tienda Revolution Vapor, aseguró que cada vez más gente cambia los cigarros y deja de fumar gracias al vapeo.

Argumentos en contra. A pesar de esos testimonio­s, el Instituto sobre Alcoholism­o y Farmacodep­endencia (IAFA) no recomienda su uso.

Teresita Arrieta, trabajador­a social de la entidad, advierte de que también estos mecanismos provocan una dependenci­a psicológic­a o física que, a veces, puede causar que las personas adquieran otro mal hábito, sin dejar el cigarrillo tradiciona­l.

“Este tipo de dispositiv­os no fueron inventados como una terapia para dejar de fumar, sino para fumar en espacios donde era prohibido hacerlo”, aseveró. “La mayoría tiene nicotina y, mientras tengan nicotina, la gente no va a dejar de fumar”, afirmó. “Hay que tener una actitud preventiva. Muchos dicen “yo ya no fumo”, pero dependen del vaporizado­r. Entonces, lo que hicieron fue trasladar la dependenci­a”, razonó.

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JORGE CASTILLO La tienda Caribbean Vape, en Guadalupe, ofrece diversidad de vaporizado­res, así como de sustancias con sabores frutales y florales. Recienteme­nte, han proliferad­o negocios de este tipo.
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