Ahogados en poza de Quepos descollaban en labor comunal
Colaboraban con la basílica de Cartago, banda y hospital
Los primos que se ahogaron el sábado en una poza en la comunidad de Portalón, en Savegre de Quepos, eran activos integrantes de la Pastoral Juvenil de la basílica de los Ángeles, y también se desempeñaban como guías del Santuario Nacional en las celebraciones de cada 2 de agosto.
Sus cuerpos fueron recuperados por la Cruz Roja, la mañana de este domingo; estaban a unos siete metros de profundidad, en el centro de la poza. Para encontrarlos se desplegó un operativo en el que participaron, en total, 10 personas, tres de ellas buzos que viajaron desde San José.
Las víctimas fueron identificadas como Pablo Roberto Espinoza Brenes, de 29 años, y David Brenes Jiménez, de 28. Ambos eran vecinos de Cartago. A Brenes, personas allegadas lo describieron como un gran colaborador del Grupo Sonrisas, el cual brinda apoyo en el Hospital Max Peralta, de Cartago.
En cuanto a Espinoza, también formaba parte de la Banda Vieja Metrópoli (muy reconocida en la provincia), donde se desempeñaba como trompetista.
Faena complicada. Los restos de los jóvenes se encontraban uno al lado del otro, detalló Jorge Matamoros, coordinador regional de Operaciones de la Cruz Roja en Puntarenas.
“Ellos se ahogaron, y el cuerpo lo que hace es que se va al fondo. Hasta que ya pasen varios días y se dé la descomposición, es que flotan. No estaban atrapados”, añadió Matamoros.
El primero fue recuperado a las 9:40 a. m., y el segundo, a las 10:12 a. m. Actualmente, están en manos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fuerza Pública, para el traslado a la Medicatura Forense, en San Joaquín de Flores, Heredia.
La Cruz Roja reanudó las labores de búsqueda este domingo a las 7:30 a. m., luego de haberlas suspendido la tarde del sábado, debido a las malas condiciones climáticas en la zona.
“Fue una extracción complicada por tratarse de un río; hay corrientes y la visibilidad es muy poca. Se tiene que trabajar con gran cuidado, más que nada por la visibilidad de nosotros y por la corriente; además, no sabemos qué pueda traer la poza”, explicó Matamoros. “A la poza le cae una cascada, lo que la hace más compleja, porque le ocasiona un efecto de remolino, entonces eso dificulta aún más las labores del buzo”, continuó.
Prudencia. Pese a tal descripción, el funcionario de la Cruz Roja opina que esta poza no es un sitio particularmente peligroso para los bañistas, siempre que estos sean prudentes y no corran riesgos innecesarios.
“Hay un sendero para llegar a la parte de abajo de la poza, donde las personas se pueden bañar y comer con tranquilidad. No es peligrosa si la gente no se atreve. El problema es que, como hay una cascada, algunos se animan a tirarse y resultan accidentados porque se golpean con las piedras”, advirtió.
Empero, las condiciones del sitio dificultan la llegada de los cuerpos de rescate en caso de una emergencia como la del sábado. Y es que al lugar solo puede ingresarse en vehículos 4x4 y el comité auxiliar de la Cruz Roja más cercano está a 40 minutos o una hora de distancia, dependiendo del clima.
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