Valores de nuestra política exterior
Sobre los casos de Venezuela y Nicaragua, Costa Rica habló con claridad ante la Asamblea General de la OEA .
Sobre los casos de Venezuela y Nicaragua, Costa Rica habló con claridad ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos
Costa Rica habló con claridad ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en Washington. La canciller, Epsy Campbell, no midió las aguas ni esperó manifestaciones ajenas. Tomó la palabra de primera. Lo que debía decir está gobernado por principios inconmovibles de nuestra política exterior. Venezuela y Nicaragua entraron en contradicción con esos principios y la delegación nacional estaba obligada a señalarlo.
“Mi país no puede reconocer el resultado del proceso electoral que recién realizó Venezuela cuando arrastra, desde antes de su convocatoria, graves vicios e incumple los estándares internacionales mínimos de un proceso electoral pluralista, libre, democrático y transparente”, dijo la ministra de Relaciones Exteriores.
Campbell no dejó de lamentar la crisis institucional de Venezuela, el forzado exilio de millones de venezolanos y las vidas perdidas en los conflictos suscitados por la disconformidad con el gobierno de Nicolás Maduro, espuriamente reelegido en los comicios no reconocidos por Costa Rica y un gran número de naciones.
Para responder, el canciller venezolano, Jorge Alberto Arreaza, denunció una supuesta “corporación” de países organizada en contra del suyo y caracterizó el señalamiento de los abusos como un ataque contra Venezuela. “No nos esperábamos que se incorporara Costa Rica tan rápido a la agresión contra Venezuela”, afirmó.
En la OEA, Arreaza representa a un régimen dedicado a agredir a su propio pueblo. Un régimen, por lo demás, organizador de una corporación de países unida y financiada por la repartición de la riqueza petrolera de Caracas. Esa corporación, denominada Petrocaribe, le ha garantizado al régimen chavista un número suficiente de votos para evitar la aplicación de sanciones.
Las pequeñas naciones del Caribe y un puñado de países de la masa continental, incluida Nicaragua, no han tenido reparos para hacerse cómplices del régimen de Maduro, sus asesinatos, el presidio político y la violación de los derechos humanos y políticos fundamentales.
Pero el mecanismo de defensa del régimen en la OEA ya da muestras de agotamiento y su diplomacia ve venir un revés en el organismo continental. En la práctica, Maduro abandonó hace tiempo el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, donde las resoluciones no son políticas, sino técnicas, con pésimas consecuencias para el gobierno chavista. Ahora, su canciller anuncia el alejamiento definitivo de la organización continental: “Estamos contando los días para retirarnos de esta organización”, manifestó.
La intervención costarricense no podía dejar de lado una clara referencia al drama, más próximo, de Nicaragua. “Con el pueblo nicaragüense compartimos mucho más que una vecindad geográfica. El sufrimiento de su gente es un dolor que alcanza también al pueblo de Costa Rica, porque somos pueblos hermanos”, dijo Epsy Campbell.
En consecuencia, instó al gobierno de Nicaragua a cesar inmediatamente toda represión a los manifestantes y la detención arbitraria de quienes participan en las protestas. “Urgimos a las autoridades nicaragüenses a acatar las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a restablecer las condiciones necesarias que permitan continuar el diálogo mediado por la Conferencia Episcopal”, dijo la canciller.
Con las manifestaciones apuntadas, la política exterior costarricense conserva su coherencia y reclama un lugar destacado en la defensa de la democracia y el derecho a vivir en libertad. Una política exterior alineada con los valores más caros de nuestra población satisface y enorgullece, pese a las diatribas de los voceros del autoritarismo.
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La corporación de países unida y financiada por la repartición de la riqueza petrolera de Caracas comienza a dar señales de desgaste