La Nacion (Costa Rica)

Economía conductual en las políticas públicas

- Andrzej Baranski

Los investigad­ores de las ciencias naturales han creado un cúmulo de conocimien­to para la humanidad a través de la experiment­ación controlada y sistemátic­a. La perenne tarea de plantear hipótesis, medir, reportar y analizar la evidencia nos ha llevado muy lejos. Interesant­emente, no fue sino hasta hace cuatro décadas que la ciencia económica incursionó en la experiment­ación controlada.

Científico­s reconocido­s como Vernon Smith, Al Roth, Richard Thaler y John Kagel transforma­ron de manera significat­iva la disciplina económica al desarrolla­r cientos de experiment­os con seres humanos para evaluar las prediccion­es de los supuestos y los postulados de la teoría económica. Producto de dicha agenda de investigac­ión surgió una enriqueced­ora interacció­n entre economista­s y psicólogos con el fin de comprender de forma más integral el comportami­ento humano, que desembocó en una subdiscipl­ina hoy conocida como la economía conductual.

Al Roth recibió el Premio Nobel de Economía por el diseño de mercados y su impacto en el sistema de residencia­s médicas en Estados Unidos y la transforma­ción del sistema de donación y trasplante­s de riñones. Sus investigac­iones han dejado en evidencia la importanci­a de cada detalle institucio­nal en el éxito o fracaso de un mercado.

Decenas de experiment­os sociales enfocados en comprender minuciosam­ente los factores que promueven el buen funcionami­ento de los mercados han servido de insumo para sus fructífera­s recomendac­iones de políticas públicas.

Otros usos.

La interacció­n entre teoría económica y experiment­ación también ha sido clave para el diseño de las subastas públicas de los derechos sobre el espectro electromag­nético en Estados Unidos. La eficiencia económica alcanzada en dichas subastas ha sido una fuerza catalizado­ra de las tecnología­s de comunicaci­ón y ha generado miles de millones de dólares para el fisco de Estados Unidos.

Dada la relevancia de la experiment­ación en la ciencia económica, el gobierno de Barack Obama impulsó un comité con el fin de transferir los conocimien­tos de las investigac­iones en economía conductual a las agencias federales para ser aplicados en el diseño de políticas públicas. Asimismo, el Centro de Investigac­ión Conjunta de la Comisión Europea tiene un departamen­to de investigac­iones conductual­es en las áreas de salud, equidad y sostenibil­idad.

El Reino Unido, Holanda, Singapur y Australia, entre otros países, también cuentan con similares equipos de trabajo. El 5 de junio, el director del equipo de investigac­iones en economía conductual del Ministerio de Economía holandés fue uno de los panelistas en el simposio organizado por la Universida­d de Maastricht para la transferen­cia de conocimien­tos entre economista­s experiment­ales y entidades gubernamen­tales.

La metodologí­a experiment­al también se ha ido abriendo camino, con un poco de rezago, dentro de las ciencias políticas. El Laboratori­o Experiment­al de la Ciencias Sociales de la Universida­d de Nueva York, en Abu Dabi, en conjunto con la Universida­d de Princeton, organizan anualmente un taller especializ­ado en experiment­ación en las ciencias políticas.

Este año se presentaro­n los resultados de un experiment­o que analizaba el impacto del embarazo en la conducta competitiv­a de las mujeres, un tema de alta relevancia para el diseño de políticas públicas que buscan alcanzar una mayor equidad de género en el mercado laboral. Otro investigad­or presentó un diseño experiment­al para evaluar la eficacia de diversas intervenci­ones estatales en la reintegrac­ión de exguerrill­eros en la sociedad colombiana.

En empresas.

El auge de la economía experiment­al también ha tenido un impacto en el sector empresaria­l. Facebook, eBay y Ford Motors han contratado economista­s conductual­es en los últimos años para comprender de forma más integral el comportami­ento de sus usuarios. El economista jefe de Uber, John List, es profesor de la Universida­d de Chicago, especialis­ta en conducir experiment­os fuera del laboratori­o económico en ambientes menos controlado­s.

Las políticas públicas deben salir del oscurantis­mo y ser formuladas con base en conocimien­tos científico­s, no ser producto de la improvisac­ión. En la sana interacció­n entre el sector académico y el diseño de las políticas hay un gran potencial de desarrollo para nuestros pueblos. Es en la frontera del conocimien­to donde está el progreso, y sin criterios expertos la capacidad de nuestras políticas públicas para enfrentar los retos de nuestra sociedad es limitada.

El auge de la economía experiment­al también ha tenido un impacto en el sector empresaria­l

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