Una bióloga ‘50% tica’ lidera estudio sobre corales en EUA
→Científica analiza cómo se comportan ante calentamiento de los océanos →Daños en arrecifes se han quintuplicado desde 1980 debido al cambio climático
WOODS HOLE, MASSACHUSETTS, EUA. - Los principales compañeros de trabajo de la bióloga Loretta Roberson son diferentes tipos de arrecifes de coral.
Su principal objetivo es entender cómo estos se comportan ante el calentamiento de los océanos, los desajustes de la temperatura y otros enemigos que ahora los matan con mayor frecuencia.
Desde hace un año, esta científica realiza varias investigaciones en el Laboratorio de Biología Marina en Massachusetts, Estados Unidos (MBL, por sus siglas en inglés, instituto adscrito a la Universidad de Chicago).
Una de sus pesquisas más importantes es identificar cómo la genética de algunas de estas especies las hace más resistentes a los cambios y, a partir de este aprendizaje, ayudar en la supervivencia de otras.
Para efectos de análisis, en el laboratorio tienen corales a diferentes temperaturas: 2 °C, 10 °C, 20 °C y 27 °C (grados Celsius). Todo, con la idea de ver cómo se comportan y cuáles son las posibles características que hacen que unos se adapten mejor que otros.
Esta semana, Roberson impartió una charla a comunicadores especializados en ciencia, provenientes de distintos países que participaron de un Programa de Periodismo Científico en Woods Hole, Massachusetts.
Durante el encuentro, Roberson se declaró “50% costarricense” y habló de la riqueza natural de nuestro país.
“Mi mamá es de San Pedro de Poás y tengo primos en Moravia y en Tibás. Cada vez que voy de visita, aprovecho para disfrutar de todo lo que tiene Costa Rica; es parte de la inspiración para cualquier estudio de biodiversidad”, aseguró.
Hogar. Los arrecifes son considerados uno de los ecosistemas más importantes en el mundo marino, pues no solo están compuestos por corales y microalgas, sino que también son el hogar y fuente de alimentación de muchas especies, dentro de las que destacan peces, pulpos, camarones y cangrejos, entre otros.
Empero, están fuertemente amenazados. Un estudio publicado en enero pasado en la Revista Science concluyó que los daños en los arrecifes de coral se han hecho cinco veces más frecuentes desde 1980, debido al cambio climático.
Una de las principales preocupaciones de Roberson es un fenómeno conocido como “blanqueamiento de coral”, que se da cuando la densidad de las algas y otras especies presentes en los corales disminuye como parte del estrés ambiental, provocado por el calentamiento de las aguas.
Esto deja al descubierto el “esqueleto” de los arrecifes, el cual es de color blanquecino.
Los corales blanqueados tienen menores posibilidades de alimentación (pues las algas son su fuente de nutrientes) y eso reduce su salud. Si dicha situación se prolonga durante mucho tiempo, o los blanqueamientos se vuelven frecuentes, el resultado es la muerte del arrecife.
Por ello, una de sus investigaciones pretende entender los mecanismos del blanqueamiento coralino y ver por qué algunas especies lo resisten mejor que otras. Se sabe que dicho proceso se explica, en gran parte, por el calentamiento de las aguas del océano y por el cambio climático.
Otro de los intereses de la científica radica en estudiar el proceso de calcificación del coral. Se debe tener claro que el calcio juega un papel preponderante en la formación del esqueleto de los corales.
“Los componentes biológicos del proceso de calcificación no se han logrado comprender del todo. La evidencia sugiere que los corales regulan el movimiento de iones de bicarbonato, calcio e hidrógeno para facilitar la calcificación, pero los mecanismos detrás de este proceso tan importante y sus componentes moleculares son desconocidos”, describe Roberson en su sitio web.
Y ahí añade: “Conforme la amenaza del cambio climático aumenta, es vital entender los mecanismos de la calcificación y de la reacción que tienen los corales al cambio ambiental. Todo esto es necesario para la conservación de un ecosistema tan frágil”.
En pareja. Para hallar respuestas a sus interrogantes, Loretta trabaja de la mano con su esposo, quien es neurocientífico e investigador en el MBL.
Ellos utilizan sustancias que, a nivel molecular, permiten comparar las larvas de los corales (es decir, antes de que formen su esqueleto) con esqueletos recién formados, para así entender los componentes genéticos del proceso.
En este tipo de investigaciones utilizan nuevas tecnologías como la fluorescencia (uso de mecanismos que “tiñan” determinadas características del objeto de estudio), que les ayuden a identificar las situaciones de su interés, sin dañar al coral.
Otras interrogantes cuya respuesta desea conocer son, por ejemplo, ¿cómo actúan los microbios en los arrecifes? y ¿por qué hay cierto tipo de lugares dentro de los océanos donde las larvas prefieren asentarse y comenzar a crear su esqueleto?
Es cierto que para obtener conclusiones se requieren muchos años de trabajo; sin embargo, Loretta se muestra entusiasta porque, desde el laboratorio, ya comenzaron a dar los primeros pasos e incluso tiene otros proyectos entre manos.
Roberson también estudia los diferentes tipos de algas marinas para encontrar sus posibles aportes. ■