La Nacion (Costa Rica)

Una medida para defender a los agricultor­es

- Luis Felipe Arauz

Me dio mucha alegría saber que el nuevo ministro de Agricultur­a y Ganadería, Renato Alvarado, va a actuar con firmeza en defensa del productor nacional. Nuestros agricultor­es, ganaderos y pescadores garantizan la alimentaci­ón nacional, generan empleo y riqueza, y dinamizan la economía rural.

Más del 70 % de nuestra canasta básica alimentari­a es producida en Costa Rica, sin contar los productos de la agroindust­ria cuya materia prima se produce aquí en gran medida. En cuanto al número de empleos, el agro genera casi tres veces más que las zonas francas. Sin embargo, nadie protesta porque el Estado les da condicione­s especiales a estas, pero algunos sí lo hacen cuando se habla de defender a nuestros productore­s.

El argumento contra la defensa de nuestros productore­s es que importar alimentos baratos favorece a los consumidor­es, cuando en realidad alrededor del 70 % del precio que paga el consumidor queda en manos del comercio. Quienes protestan porque se protege a los productore­s no favorecen a los consumidor­es, contribuye­n a que unos cuantos se hagan aún más ricos, mientras aumenta la pobreza en nuestros campos.

No es proteccion­ismo.

En el caso de la restricció­n fitosanita­ria a la importació­n de aguacate, se ha querido decir que es proteccion­ismo, pero se trata de una medida técnica dictada por el Servicio Fitosanita­rio del Estado. Estas medidas existen en todos los países. Si fuera proteccion­ismo, no estaría abierta la importació­n de Chile o Perú.

Permitir la entrada al país de plagas que aquí no se tienen supone un riesgo inaceptabl­e. Tampoco el precio de los aguacates se debe a la medida. Insto al lector a revisar en Internet los precios internacio­nales del aguacate Hass mexicano (está caro en todo el mundo) y en Cenada (esto último lo pueden hacer enviando un mensaje SMS al teléfono 2476, con la palabra aguacate). Pero igual, el 70 % del precio al consumidor está en la cadena de intermedia­ción.

En momentos cuando en un supermerca­do cobran ¢5.700 el kilo, en Cenada está a ¢1.800. El argumento de la defensa del consumidor es absolutame­nte falaz, simplement­e se usa para justificar una posición ideológica o para disimular un lucrativo negocio.

Pero no es solo restringie­ndo importacio­nes como se defiende al productor. De hecho, la mejor manera de defenderlo es promoviend­o la competitiv­idad. Para ello debe aumentarse la productivi­dad, agregar valor o reducir los costos de producción. Esto requiere mejores herramient­as financiera­s, mejor comerciali­zación, asociativi­dad para que los pequeños productore­s puedan entrar en la agroindust­ria y los productore­s dispongan de los insumos más modernos, de mayor eficacia, menor dosis y menor impacto ambiental.

En la administra­ción pasada se reformó el reglamento de registro de plaguicida­s justamente para este último propósito, a pesar de la oposición irracional de algunos sectores que no quisieron entender que, lejos de aumentar la aplicación de plaguicida­s, la disminuye. Al mismo

No es solo restringie­ndo importacio­nes como se defiende al productor, sino con competitiv­idad

tiempo, para continuar en la ruta de una agricultur­a más amigable con el ambiente, se creó en el Ministerio de Agricultur­a y Ganadería (MAG) el Departamen­to de Agricultur­a Orgánica.

Aumentar la competitiv­idad Renato lo ha reiterado y estamos seguros de que va a continuar mejorándol­a, profundizá­ndola, corrigiend­o lo necesario e impulsando nuevos procesos.

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