Presupuesto escolar
material dañino y eterno. Pero veamos el otro lado de la moneda: empresarios, comerciantes y todo productor usan cartón y plástico para empacar sus productos. En las góndolas de los supermercados abundan estos materiales. Pensemos en la economía del país. Si todos decidiéramos dar una vuelta de 180 grados y nos volviéramos “verdes”, como consumidores nos quedaríamos con la gana de satisfacer nuestras necesidades. Esta filosofía destruiría la economía del país.
¿Cuál es la solución? El reciclaje. No el que tenemos en este momento, donde se aprovecha un mínimo del desperdicio diario. Me refiero a algo industrial, donde la población en forma consciente sepa que si esa operación no se hace, no hay sostenibilidad. La vagancia y la pereza individual evitan este esfuerzo. Si no podemos reducir el uso de plástico y cartón, sí podemos volver a utilizarlo. Como sociedad capitalista, naturalmente agresiva contra nuestro propio medioambiente, tenemos esa obligación. Hay que apuntarse, hay que interesarse, se nos va la vida en ello. El gobierno acaba de iniciar gestiones para reducir los gastos. Hace muchos años soy presidente de una junta de educación en una escuela. En ella los docentes insisten en comprar material didáctico hasta gastar el presupuesto disponible.
Muchas veces hay desperdicio, pérdida y mal uso, pero si se niegan las compras los supervisores regionales llaman a cuentas a los directores. No se pone en duda si se necesitan o no. Me gustaría saber de dónde nace esa directriz.
Es inaceptable que la dirección y la junta de educación carezcan de autoridad para velar por el uso adecuado de los recursos de los contribuyentes. Creo firmemente en darles todo el material didáctico a los docentes que beneficie al estudiantado, pero los recursos de los presupuestos deben ser bien administrados y utilizados.