La valentía de los nicaragüenses
Me han impresionado sobremanera los artículos de Sergio Ramírez y Carlos Alberto Montaner publicados el domingo 3 de junio del 2018. Siento simpatía y respaldo moralmente la actitud valiente, decidida y sin miedo a la muerte de la juventud universitaria nicaragüense. Bien cabría aquí la frase: ¡Ay! Nicaragua, Nicaragüita, los más de cien mártires fallecidos bajo las balas dictatoriales claman al cielo por libertad, fraternidad, justicia, paz, democracia, la que nunca han podido disfrutar los hermanos nicaragüenses, a excepción de la administración Chamorro.
¿Qué hacen América, Europa y el resto del mundo por Nicaragua y Venezuela? Del artículo de Sergio Ramírez rescato los siguientes gritos: “Nos quitaron tanto, que nos quitaron hasta el miedo”, “Que se rinda tu madre, porque la mía no”, “No son delincuentes, son estudiantes”.
Y agregaríamos aquí el grito universal, copiado del marxismo: “El pueblo unido jamás será vencido”.
Es de admirar, también, el atrevimiento, coraje y valentía del líder y estudiante universitario Lesther Alemán Alfaro cuando increpó a la pareja dictadora compuesta por Daniel Ortega y Rosario Murillo. “¿Por qué no se van? El pueblo nicaragüense no los quiere, pues nosotros ponemos los muertos”, les dijo.
Aceptamos el diálogo, manifestó el cuasiconverso Ortega, pero el tal diálogo la Iglesia ya no lo quiere. El diálogo fue una patraña, una burla, una hipocresía de la pareja gobernante porque siguieron las balas y fueron cayendo más los mártires hasta llegar a 137, dicen unos; 150, afirman otros.
Conceptos. Habría que aplicarle a Ortega aquí aquel famoso eslogan: ¡Chorrean sus manos sangre inocente y elévalas al cielo como justas!
Del periodista Carlos Alberto Montaner, rescato los siguientes conceptos: Solo Cuba, Venezuela y Bolivia respaldan a la pareja nicaragüense. Los han abandonado Estados Unidos, Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los 14 países del Grupo Lima, la vecina y muy civilizada Costa Rica, Human Rights Foundation y un sinnúmero de entidades internacionales.
El aparato productivo ha decaído aceleradamente. Todavía hoy no se han superado los índices de crecimiento de 1979, cuando derrocaron a Somoza. El turismo ha caído en un 80 %. Los capitales han comenzado a fugarse. Quienes respaldan a los Ortega-Murillo son los rastrojos que quedan del socialismo del siglo XXI. Han quedado completamente solos. ¿Qué seguirá después? ¿Qué podemos esperar? ¡Que el cielo acoja, respalde y proteja al martirizado pueblo nicaragüense!
Los costarricenses deseamos una Nicaragua libre, pacífica y democrática con la cual departir amigablemente como en los mejores tiempos pasados. Así esperamos y así será.
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Los costarricenses deseamos una Nicaragua libre, pacífica y democrática